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EE UU se niega a fijar una fecha para retirar sus tropas de Irak

La opinión pública respalda un repliegue gradual a lo largo de 2006

En el debate en curso sobre la salida de Irak hay un consenso amplio sobre la necesidad de la retirada a medio plazo, pero hay pocos partidarios de fijar un calendario, al menos hasta que no se celebren las elecciones del 15 de diciembre. El Gobierno cree que "una retirada precipitada sería una victoria para los terroristas", en palabras del vicepresidente Cheney. Los pesos pesados demócratas quieren "cambiar el rumbo", pero no a través de un repliegue inmediato. La opinión pública apuesta mayoritariamente por una retirada gradual a lo largo de 2006.

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La celebración -y la mayor participación posible- en las elecciones de dentro de tres semanas son tan importante para Washington que el Departamento de Estado digirió como pudo la declaración de los grupos iraquíes en El Cairo a favor de un calendario de repliegue y expresó su apoyo a la conferencia y al debate entre los distintos grupos políticos y religiosos -e incluso al diálogo con la insurgencia- pero puntualizando: "Las fuerzas multinacionales están bajo mandato de la ONU, y, como ha dicho el presidente Bush, la coalición mantiene su compromiso de ayudar a los iraquíes a conseguir la seguridad y la estabilidad en el proceso de reconstrucción del país". En otras palabras, de fechas, nada.

El vicepresidente Cheney acaba de insistir en que "una retirada precipitada de Irak sería una victoria para los terroristas y un terrible golpe a la seguridad de EE UU". La Cámara votó el viernes abrumadoramente en contra de una retirada inmediata, pero el debate está abierto y deteriora al Gobierno y al presidente, porque se combina con otras discusiones más envenenadas -las razones para la invasión y las ramificaciones de la guerra sucia contra el terrorismo- y, por ahora, Bush no ha logrado dar con la clave para cambiar de tema. A pesar de la pausa del Día de Acción de Gracias, las posibilidades de que eso ocurra son escasas.

La presencia de Irak y sus derivados y las presiones políticas y populares para el repliegue no van a dejar de crecer, sino al contrario, a medida que avance 2006, un año electoral en el que se renueva la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Uno tras otro, los sondeos -y los congresistas con el escaño en vilo los tienen encima de la mesa- muestran la pérdida de confianza en las estrategias sobre Irak; el de Harris para The Wall Street Journal indica que sólo un 32% cree que habrá un Gobierno "democrático y razonablemente estable"; el 67% se inclina hacia la vuelta de la mayoría de las tropas durante 2006.

De la crispación de hace días se ha pasado a un debate más controlado; Bush y Cheney se han dado cuenta de que la agresividad es contraproducente -sobre todo cuando va contra alguien como John Murtha, el respetado congresista que propuso la retirada de tropas- y varios líderes demócratas han matizado. Hillary Clinton, que debe renovar escaño en 2006 y que actúa pensando en las presidenciales de 2008, ha dicho que la retirada inmediata sería "un gran error". "Irak podría caer en una guerra civil y ser lo que fue Afganistán, un lugar en el que los terroristas tuvieron libertad para establecerse y lanzar ataques contra nosotros". La senadora no está de acuerdo con que el Gobierno despache el problema diciendo que hay que estar allí "hasta completar la misión" y cree que hay que esperar a las elecciones del 15 para ver cuándo pueden los iraquíes hacerse cargo de su seguridad. Es la opinión del senador Joseph Biden: no es posible una retirada inmediata, pero tampoco "mantener el mismo rumbo". En su opinión, 50.000 soldados deberían irse de Irak durante 2006 y "la mayor parte" de los otros 100.000 tendrían que hacer lo mismo a lo largo de 2007.

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[Un atentado suicida mató ayer al menos a 17 personas en Kirkuk, ciudad al norte de Bagdad, informa Efe].

El gobernador provincial Hamad Shagtti (izquierda) recibe en Tikrit las llaves simbólicas de un palacio de Sadam Husein.
El gobernador provincial Hamad Shagtti (izquierda) recibe en Tikrit las llaves simbólicas de un palacio de Sadam Husein.AP

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