Tania Maria Una vibrante presencia
La voz enlatada del presentador del concierto la vinculó con la bossa nova. Para darle la razón, la brasileña prácticamente arrancó con A felicidade, la canción que Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes escribieron para la película Orfeo negro. Ella la somete a un tratamiento de choque. Porque la bossa de Tania Maria Correa Reis no es aquella versión intimista de la silla y la guitarra, sino más bien la que tiene que ver con el jazz samba de los tríos y conjuntos que tocaban en locales nocturnos de la Copacabana de los años cincuenta.
Tania Maria lleva lustros madurando un estilo muy personal, optimista y vibrante incluso en los momentos más íntimos. Con una forma de tocar el piano inequívocamente percusiva y un expresivo fraseo vocal que se apoya en el scat. Todo lo acaba llevando a su terreno. Por ejemplo, ese musculoso Bésame mucho, que torna el bolerazo de Consuelo Velázquez en imperativo bolero samba, bolero funk o bolero rhythm and blues.
Tania Maria
Tania Maria (voz, piano y teclado), Marc Bertaux (bajo eléctrico), Tony Rabeson (batería) y Mestre Carneiro (percusión). X Festival Internacional de Jazz Ciudad Lineal. Centro Cultural San Juan Bautista. Madrid, 19 de noviembre.
Uno de sus trucos consiste en salpicar los temas -los puede estirar hasta diez o más minutos- con pequeños hallazgos melódicos; el otro, cuando se lanza desbocada a improvisar, es recurrir a estribillos de temas brasileños populares (País tropical, Mas que nada) que ella usa como latiguillos.
Su nuevo disco se titula Intimidade e incluye piezas como Agua de beber o la autobiográfica Canto ("Dejé mi ciudad, abandoné mi tierra, con la maleta de los sueños..."). También hizo Florzinha/Petite fleur, adaptación del tema de Sidney Bechet, o su Tá tudo certo. De propina, un aseado Roberto Carlos -el cantante, no el futbolista-: Sentado à beira do caminho.
Tania Maria dejó Brasil hace 30 años para trabajar en París y, más tarde, se instaló en Nueva York. Desde entonces su presencia en los principales festivales de jazz del mundo ha sido algo habitual. Tiene una especial complicidad con el fiel Mestre Carneiro, puesta de manifiesto en su diálogo de piano y pandero.
Babelia
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