El Museo Nacional de Antropología reorganiza el ala dedicada a América
El centro usa criterios temáticos y no geográficos o cronológicos
Relatar, de otra manera, la organización de la vida de los pueblos de la América prehispánica hasta la contemporaneidad. Éste es el nuevo lema aplicado por el Museo Nacional de Antropología, que ha abierto un ala recién innovada, dedicada al enorme continente bioceánico, en la tercera planta de su sede de la calle de Alfonso XII.
En ambos hemisferios, científicos españoles obtuvieron durante siglos, a costa de esfuerzos inimaginables, valiosos y deslumbrantes testimonios de sus milenarias culturas, que ahora se exponen al público, con una particularidad: han sido dispuestos con criterios temáticos bien diferentes de las pautas cronológicas o geográficas hasta ahora imperantes en la museografía etnográfica.
Las nuevas directrices aplicadas por Javier Rodrigo, coordinador de la nueva ala americana, se atienen a criterios transversales, distribuidos en registros mixtos que aúnan Actividades Lúdicas y Creencias, Vivienda y Ajuares Domésticos, Indumentaria y Adornos, así como objetos de Economía y Transportes.
De las insondables selvas, de las húmedas cuencas fluviales y de las sabanas y páramos infinitos que perfilan el paisaje americano, aquellos hombres guiados por la sed de conocer y por la propia sorpresa de sus hallazgos, trajeron vestigios que dan cuenta de una riqueza inusitada. La panoplia de hasta 460 objetos, enseres y útiles que afloran destaca una colección procedente de la isla de Cuba, que reúne elementos empleados por la sociedad secreta denominada ñáñigo, expresión de la fusión creencial de culturas afroamericanas. Únicamente un museo habanero cuenta con una colección semejante.
Tipos de vivienda
Varios dioramas dan cuenta de los tipos de viviendas empleados por los pobladores americanos de la era prehispánica, desde los inuit y esquimales de Canadá y Groenlandia, hasta los urú de Perú y Bolivia; los siempre misteriosos jíbaros, con sus escudos inscritos con estrellas de nueve puntas; o los aymará, que habitaron en el litoral del mágico lago Titicaca.
Ollas, vasijas y chocolateras ilustran el día a día de su vida doméstica, al igual que las flechas, boleadoras, azadas y redes por las que se procuraban el sustento. Los atavíos y atuendos utilizados para distinguirse y señalar sus rangos se exhiben también: resaltan los prodigiosos tocados de arte plumario de una policromía únicamente posible en las selvas amazónicas.
Ponchos, faldas, pulseras y tobilleras para la danza, además de collares cargados del poder simbólico preciso para conjurar toda forma de malignidad, se muestran a los ojos del visitante que puede contemplar asimismo los útiles empleados en su hechura, como agujas, husos y telares.
Resaltan las máscaras monstruosas de las culturas del interior mexicano, de donde procede asimismo una colección de objetos para ritos funerarios tan festivamente celebrados en aquellas latitudes.
No faltan expresiones de las arcaicas religiones allí vigentes, desde los procedentes de ritos del vudú haitiano, hasta los enigmáticos ídolos y las máscaras chané, los amuletos jíbaros, además de las concernientes a los sincretismos que, con posterioridad a la irrupción hispana, fueron surgiendo a través de procesos de asimilación cuajados de fantasía y sorpresa.
El grueso de las colecciones exhibidas procede de la expedición denominada Comisión del Pacífico que, entre los años 1862 y 1864, trajo a España más de 300 objetos de gran valor etnográfico recolectados en la Amazonia y el área andina.
Museo Nacional de Antropología. Nueva ala americana. Alfonso XII, 68. Martes a sábados, de 10.00 a 19.30. Domingos y festivos, de 10.00 a 14.00. Lunes cerrado. Entrada: 2,40 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.