El Bernabéu aplaude al eterno Barça
El público ovaciona al equipo azulgrana, que no se ha gastado nada en fichajes frente a los 90 millones invertidos por el Madrid
El Bernabéu aplaudió al Barça. El gesto, una explosión espontánea tras el segundo gol de Ronaldinho, una obra maestra que luego repetiría, no se producía desde que Maradona sentó a Juan José, aquel lateral del Madrid que se parecía a Sandokán. A quince minutos del final el público comenzó a marcharse por los vomitorios del estadio, en busca del coche, del metro, del autobús, de su casa. La hegemonía del Barcelona quedó demostrada de forma inapelable para la afición madridista, que plegó velas. Una afición que tuvo la grandeza de reconocer la derrota y la superioridad de los rivales. De Ronaldinho y de Eto'o (ex madridista), por encima de todos.
El Barça no le metió cuatro goles al Madrid en el primer tiempo, y otros tantos en el segundo, porque hay un portero que se llama Iker Casillas. Este portero es uno de los diez deportistas más valorados por los españoles. En Chamartín es un ídolo. Tiene carisma y siempre responde en las ocasiones más exigentes. Ayer se agigantó en cuatro intervenciones: un disparo de Messi desde el borde del área; un mano a mano con Eto'o y otros dos con Ronaldinho. Resolvió el problema cuando el Bernabéu daba por batida su red. La gente ya bajaba la cabeza. Pensaba en coger el autobús de vuelta. Pero el portero, que se queda libre en junio, prolongó el partido.
Al inicio del segundo acto se oyó el grito tan temido por Florentino Pérez: "¡Fuera, fuera, fuera!"
A partir del próximo mes de enero cualquier club del mundo estará autorizado por la FIFA para negociar con Casillas. El jugador, que tiene 25 años, todavía no ha renovado. La política de renovaciones del presidente, Florentino Pérez, siempre contiene una poderosa carga estratégica. Los precedentes indican que los procesos son largos y engañosos. Aunque parezca que todo va bien, muchas veces las imágenes son obra de un regateo. Un ejercicio interpretativo. Florentino Pérez ha renovado a Raúl, en 2002, pero dos años después el capitán se planteó dejar el club. También ha renovado a Salgado, pero este verano en el club le buscaron destino. En 2003 el club aseguró que había acordado renovar a Hierro, pero Hierro se marchó. Este mismo año el club renovó a Solari, y unos meses después Solari fichó por el Inter.
El movimiento propagandístico de algunos jugadores y de Vanderlei Luxemburgo llamaba a pitar a Eto'o. "Estaré contento si todo el estadio le silba", arengó el entrenador. Sin embargo, el Bernabéu se comportó con grandeza. Y sí, pitó a Eto'o, como testimonio de apoyo a su equipo. Pero sólo un rato. Sólo unos minutos al principio de la noche, porque luego el público se olvidó del tema. El resto del partido, cuando se oyeron pitos, fueron generalmente dirigidos contra Luxemburgo y contra el palco. Al principio del segundo tiempo se oyó el grito tan temido por Florentino Pérez: "¡Fuera, fuera, fuera!".
El palco que soportó la andanada de abucheos estuvo abarrotado de gente famosa. Pero no acudieron ni su majestad el Rey Juan Carlos, ni el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Las personalidades más destacadas fueron Esperanza Aguirre, Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Mario Vargas Llosa y la ministra de Educación y Ciencia, María Jesús Sansegundo.
En medio de las autoridades políticas y sociales se sentaron los dirigentes del Madrid, horrorizados. Temerosos de la celebración de Eto'o, que fue discreta y elegante. Y temerosos de Leonel Messi, el chico de 17 años que tanta inquietud ha suscitado en la Liga de Fútbol Profesional en los últimos meses. El temor de los dirigentes madridistas estaba justificado: Messi desarboló al Madrid en la jugada del primer gol del Barça. Si no hizo más daño en el primer tiempo y en el segundo fue porque Casillas se le interpuso con una autoridad que sirvió para que los pitos de irritación del público no fuesen tan sonoros. Por si fuera poco, el Madrid perdió a Raúl, con un esguince de rodilla.
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