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Entrevista:Ewa Podles | MÚSICA

"Hablo el lenguaje del público"

No abundan las auténticas voces de contralto en el actual panorama operístico. Lo sabe muy bien la extraordinaria cantante polaca Ewa Podles, que triunfa desde hace tres décadas en los grandes teatros y auditorios del mundo y sabe que buena parte de su éxito se debe al espectacular efecto que produce en los espectadores su poderosa y poco común voz de contralto, capaz de descender a los graves más profundos y encaramarse poco después a los más radiantes agudos. En octubre obtuvo un arrollador éxito en el teatro del Liceo de Barcelona en el montaje de La Gioconda, de Amílcare Ponchielli, que inauguró la temporada y la próxima semana vuelve al coliseo barcelonés para interpretar el papel rossiniano de Arsace en las funciones populares de la monumental Semiramide, título programado del 21 de noviembre al 12 de diciembre, con un doble reparto que incluye a Juan Diego Flores y Darina Tarkova.

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PREGUNTA. Antes de la reinauguración del teatro, usted debutó en pleno exilio liceísta en la temporada 1998- 1999 en un montaje de Alcina, de Händel, firmado por el desaparecido Herbert Wernicke en el Teatro Nacional de Cataluña (TNC). Debutó en el nuevo Liceo con otro Händel y en cada visita despierta más pasiones. ¿Cree que en esta actitud pasional existe un buen grado de nostalgia por el pasado, por una época en que era posible encontrar más grandes voces en los escenarios?

RESPUESTA. Si el público del Liceo me ha escogido entre sus cantantes favoritos no creo que sea por nostalgia, sino porque yo hablo el mismo lenguaje que los aficionados a la ópera. No importa que la ópera que cante sea rusa, checa, italiana o alemana: doy más emoción y más teatro que otros cantantes y por eso me aplauden más que a los otros. Así de sencillo. Mi voz es única, poco común, por eso es normal que cause impresión. Estoy acostumbrada. Pero no hay misterio en mi voz, porque tengo tres voces: para el registro grave, para el centro y para los agudos. Con la misma voz no se puede hacer todo. Este verano he cantado Erda en la Ópera de Seattle y en ese personaje utilizo sólo parte de mi voz, los graves más profundos, y nada más. Pero claro, hay tanta confusión que el público acaba sin saber cómo funcionan las voces y no es capaz de clasificarlas.

P. La voz de contralto, la más grave de las voces femeninas, ejerce fascinación en el público, pero realmente es muy difícil encontrar verdaderas voces de contralto en nuestros días. ¿Por qué aparecen tan pocas voces de contralto?

R. Nadie sabe explicar las razones por las que apenas surgen voces de contralto, de la misma forma que nadie sabe por qué no salen grandes tenores dramáticos. Es un misterio. Hay cantantes que dicen que son contraltos, pero no es verdad, basta con oír su voz unos segundos para darse cuenta de que no lo son. La verdadera voz de contralto, por ejemplo, exige máxima flexibilidad. No existe voz de contralto sin coloratura

[un término que se aplica a los pasajes cantados muy rápido y con abundancia de adornos]. No se puede cantar ópera sin una buena voz, pero se puede hacer teatro aunque se tenga una voz horrible. Un gran cantante puede ser un buen actor, pero no hay un gran actor de teatro que pueda cantar un papel operístico de peso. Hay que asumir los límites de cada uno. Yo observo mucho a mis colegas y veo a muchos que, a pesar de cantar bien, no consiguen triunfar. Hay una frialdad en su manera de cantar y, aunque sean perfectos, no me emocionan. Y si no emocionas al público, el canto no tiene sentido.

P. La fascinante recuperación del legado de Rossini, en especial sus títulos serios, y el auge innegable de la ópera barroca a la hora de ganar el favor del público, ha dado mayor protagonismo que nunca a su repertorio, pero usted no admite fácilmente las etiquetas. ¿Le molesta que intenten encasillarla como especialista en Rossini y Händel?

R. No es que me moleste, es que no soy especialista en ningún repertorio porque tengo la inmensa suerte de que me gusta todo lo que canto aunque se trate de épocas y estilos muy diferentes. Adoro los personajes de Verdi, son muy teatrales. Me gusta también mucho Adalgisa y, en general, prefiero los personajes trágicos a los divertidos. He cantado muchos papeles rossinianos del repertorio bufo, como Cenerentola o La italiana en Argel, pero me quedo con los dramáticos, Arsace, Tancredi, le van mejor a mi personalidad. Por eso no acepto etiquetas porque no es verdad. Reconozco mi predilección por los dramas. Me gustan los personajes que sufren y mueren en escena.

P. Al finalizar sus estudios en Varsovia, usted consiguió muchos premios en concursos de canto. ¿Los premios sirvieron para llegar a los grandes teatros?

R. En absoluto. Debo decir que los premios que gané no me sirvieron para nada. Debuté en la Ópera de Varsovia, mi ciudad natal, en 1976, y este año cumplo exactamente 30 años de carrera. Entonces tenía una voz muy bella pero no apta para papeles dramáticos. No podía cantar Verdi, ni Wagner, porque era muy ligera de color. Y ya entonces me propusieron cantar personajes dramáticos verdianos como Azucena o Éboli. Dije que no, porque era joven y sabía que podría cantarlos veinte o treinta años después. Era cuestión de tiempo.Y así ha sucedido. Hay que ser muy estrictos con la voz, estar siempre alerta, porque cantar dos o tres óperas equivocadas pueden destruir una voz.

La contralto Ewa Podles.
La contralto Ewa Podles.JOAN SÁNCHEZ

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