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Reportaje:MÚSICA

Luis Camino, la conexión vasco-india

La palabra Musikisthan, título del nuevo álbum del percusionista vasco Luis Camino, resume el argumento de su nuevo trabajo. Es el producto de sus largas andanzas por la región de Rajasthan (Estado al noroeste de la India, de 342.000 kilómetros cuadrados, 44 millones de habitantes) en donde ha ido contactando con músicos populares. "Me resulta imposible ir a la India y volver sin grabaciones de los músicos de allí", dice. Después de su primer disco Indiosincrasia (Karonte, 2003), en el que incluía grabaciones de campo de músicos indios, Camino quiso convocar a intérpretes de mayor nivel. "La mayoría pertenecen a la casta manghaniyar, entre los más apreciados músicos de la India", explica. "Son los encargados de cuidar los templos hinduistas (aunque muchos de ellos son musulmanes) y, a pesar de ser intocables son muy apreciados. No deberían hacer música de forma profesional, pero suelen participar en los ritos religiosos y viven de los donativos de los fieles". La experiencia fue muy provechosa. "Allá todos los músicos están siempre dispuestos a tocar y compartir. Es algo que en Occidente se echa de menos. Yo allá no paro de tocar". En la bella ciudad de Jaisalmer logró reunir a un grupo. "Les hago escuchar mis discos y luego ellos deciden si quieren participar. La última vez, al llegar, varios de ellos me tenían preparado un estudio", cuenta. "El lenguaje musical une y comunica. Hasta he tenido que participar en algún duelo. El indio es sumamente orgulloso, uno de ellos me lanzó un reto y no lo pude seguir en una melodía complicadísima, pero salí del paso tocando una bulería y terminamos tan amigos".

Hace tiempo que Camino

sintió la llamada de la India. "A los 17 años escuché a Shakti tocando con John McLaughlin y me dejó marcado. Quizá entonces no lo entendí bien, pero ahora sí". Su escuela musical fue 21 Japonsesas, el grupo donostiarra del que formó parte desde finales de los años ochenta. "Después de 15 años de pop todos parecían mucho más interesados por las cosas materiales", piensa. Su nuevo disco es un trabajo de "aleación", según él. Una música más cercana al jazz-fusión que, de pronto, te transporta a otras latitudes a través de la voz de un niño indio o un anciano que canta. En este álbum se incluye incluso un tema en el que conjuga la voz de Mikel Laboa con la de los cantantes Sajem y Nissan Khan. La conexión vasco-india puede parecer demasiado atrevida, pero Camino querría que no se tuviera "pudor de hacer algo así".

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