Memorable noche de Luis García
El jugador del Liverpool saca con tres goles el billete de España para el Mundial ante una débil Eslovaquia
La noche de Luis García fue una gran noche para la selección española, virtualmente clasificada para el Mundial. Puso una distancia que se antoja insalvable para Eslovaquia, equipo sin ningún mérito relevante. Sólo atisbó alguna esperanza tras el inesperado error de Luis García en el arranque del segundo tiempo. Pero esta vez España reaccionó con entereza y precisión. Lejos de enredarse en las dudas, decidió la repesca con cinco goles, buen juego y algunos apuntes sobre lo que necesita para el futuro.
Luis García protagonizó el encuentro en todos los aspectos. Justificó pronto la titularidad con un magnífico cabezazo, pero colocó a España en una situación muy delicada con un terrible error, uno de los varios que han llevado a la selección al drama que atraviesa. Es un equipo lleno de ingenuidades que suele pagar onerosamente. Se ha complicado la vida durante toda la fase de clasificación con equivocaciones clamorosas, impropias de una selección que aspira al primer rango en el fútbol. Frente a Eslovaquia, la falta de consistencia se manifestó en Luis García. Marcó dos goles, sufrió un ataque de optimismo y comenzó a celebrarse como futbolista. En definitiva, comenzó a hacer cosas que ni sabe ni debe. Regaló el gol a Eslovaquia y abrió un escenario temible para la selección española, que tiró a la basura la ventaja que había obtenido en el primer tiempo. En un partido en el que no estaban permitidas las equivocaciones, España volvió a ser su peor enemigo. El equipo se vio obligado a reaccionar, esta vez en condiciones adversas, frente a un rival mediocre. No había tiempo para adornarse. Y el primero que lo comprendió fue Luis García. Intervino decisivamente en la jugada que dio origen al penalti y al tercer gol de España, marcó el cuarto tanto y posiblemente aprendió una gran lección: es un futbolista que hace bien determinadas cosas. No debe superar su propio umbral y convertirse en el jugador que se imagina, pero no es.
ESPAÑA 5 - ESLOVAQUIA 1
España: Casillas; Michel Salgado, Pablo, Puyol, Del Horno; Albelda (Xabi Alonso, m. 66); Luis García (Morientes, m. 75), Xavi, Reyes (Vicente, m. 56); Raúl y Fernando Torres.
Eslovaquia: Contofalsky; Zabavnik, Petras, Kratochvil, Had, Skrtel; Holosko (Nemeth, m. 46), Karhan (Janocko, m. 72), Hodur (Gresko, m. 67), Hlinka; y Vittek.
Goles: 1-0. M. 10. Luis García cabecea a la escuadra un saque de esquina ejecutado por Xavi. 2-0. M. 18. Xavi pasa a Luis García, que remata sobre la salida de Contofalsky. 2-1. M. 49. Vittek intercepta una cesión de Luis García a Casillas y tira cruzado. 3-1. M. 65. Fernando Torres, de penalti por mano de Kratochvil. 4-1. M. 74. Luis García remata un pase hacia atrás de Vicente. 5-1. M. 79. Morientes cabecea un centro de Vicente desde la izquierda.
Árbitro: Massimo de Santis (Italia). Amonestó a Karhan, Hlinka, Albelda (no jugará la vuelta) y Skrtel y expulsó por dos amarillas a Had (m. 63) y al entrenador eslovaco, Dusan Galis (m. 19).
Partido de ida de la repesca para el Mundial de Alemania 2006. La vuelta se disputará en Bratislava el día 16. Lleno en el Calderón: unos 55.000 espectadores.
Pocas veces un partido remite tanto a un solo jugador. A Luis García le correspondió un impresionante papel estelar. Marcó tres de los cuatro goles de España, participó en el otro y entregó el tanto a Eslovaquia. Todo esto para un futbolista observado con lupa. Titular tras el decretazo de Luis, que eliminó de la convocatoria a Joaquín y de un extremo clásico en el esquema, Luis García respondió muy pronto a la confianza otorgada. Anotó el primer gol, que le evitó al equipo los problemas que ha padecido en los últimos tiempos. España jugó la primera parte con serenidad, generó numerosas oportunidades y cobró una ventaja que parece definitiva. Eslovaquia fue menos de lo que se esperaba. Manifestó su debilidad en todas las zonas del campo, el típico equipo superado por el rival, por la importancia del encuentro y por sus propias miserias. Su capacidad de resistencia llegó hasta el momento del primer tanto.
Aunque situado nominalmente como extremo derecho, Luis García no protagonizó una jugada por su banda. Más aún, no se produjo ninguna incursión por el costado derecho en el primer tiempo. El jugador del Liverpool hizo lo que mejor sabe: atacar el área con diagonales que nunca fueron controladas por los ingenuos defensas eslovacos. El ingreso de Luis García en el equipo alteró algunos mecanismos de la selección. Raúl participó activamente en el juego de medio campo, más robusto que en ocasiones anteriores por la querencia de la mayoría de los jugadores a participar en la elaboración. Albelda, Xavi, Raúl, Luis García y hasta Reyes colaboraron en la construcción del juego. El equipo tuvo un aire más colectivo de lo habitual, un mejor reparto de las funciones y un aprovechamiento más eficaz de las cualidades de lo jugadores. Ninguno se benefició tanto como Xavi, probablemente el futbolista del momento en España. Xavi manejó el partido a su antojo, bien protegido por su equipo y mal detectado por los eslovacos.
Xavi jugó con tanta comodidad que cada uno de sus pases anunció un problema grave para Eslovaquia. Su pase a Luis García en la jugada del segundo gol fue maravilloso, un toque lleno de delicadeza, astucia y precisión. Fue la coronación del buen partido de España, que sólo tuvo la complicación del tanto que concedió en el arranque del segundo tiempo. Antes y después, tuvo numerosas ocasiones. En el primer tiempo porque fue un equipo convencido de su superioridad. En el segundo, porque las necesitaba para arreglar un roto. Ayudó el cambió de Albelda por Xabi Alonso, cuyo autoridad en el medio campo fue total. Comenzó a tirar pases y a aliviar a Xavi del peso de la elaboración. La respuesta del equipo fue perfecta. España respondió con un fútbol más agresivo, más vertical, sin las inhibiciones que generalmente han afectado a la selección en los momentos difíciles. Vicente ocupó con naturalidad el puesto de Reyes y Morientes manifestó su poderío en el juego aéreo en el quinto tanto, un golazo de ley que definitivamente alejó cualquier tipo de temor: España tiene en la mano el billete del Mundial.
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