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Reportaje:

Atrapados en la estela de Alonso

Cientos de niños se entrenan en los circuitos de 'karting' con la ilusión de llegar a ser campeones de fórmula 1

"Los niños ya no quieren ser Ronaldo, tienen otro héroe al que emular: Fernando Alonso", afirma Daniel Gómez, gerente del circuito de karts ubicado en de Los Santos de la Humosa. En estas instalaciones corrió el actual campeón del mundo de fórmula 1, Fernando Alonso, cuando era un chaval. Ahora, otros pequeños, con afición a la velocidad, y, en ocasiones, presionados por unos padres que desean verles convertidos en campeones, aprenden los entresijos del deporte del karting, montados en unos pequeños coches que alcanzan una velocidad punta de 100 kilómetros por hora.

A las nueve de la mañana de un sábado brumoso en el circuito de Los Santos de la Humosa 40 niños de entre 8 y 10 años esperan impacientes la señal de sus entrenadores para subirse a sus karts. Van enfundados en un mono azul y con el casco en la mano. La Federación Madrileña de Automovilismo les ha seleccionado por sus buenas notas para recibir clases de karting gratuitas durante seis semanas.

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Durante el cursillo los chavales aprenden las normas de la conducción en karts. Pilotan vehículos adaptados a su estatura. Son coches en miniatura que se desplazan por un circuito donde los niños fantasean con que compiten en fórmula 1. "El deporte del karting es la base del automovilismo. Aquí les enseñamos cómo se corre, y aprenden el manejo del los coches. Después, si les gusta, ya son ellos los que tienen que continuar practicando", aclara Gómez.

Todos los niños que participan en el curso sueñan con ser Fernando Alonso. "Claro que se ha notado en los circuitos de karts la victoria de Alonso", sostiene Raúl Lozano, el responsable de operaciones del circuito indoor (cubierto) de Carlos Sainz, ubicado en Las Rozas. "Sobre todo en los más pequeños. Se ve el interés que tienen, hasta se saben toda la terminología de la fórmula 1", comenta. En este recinto también organizan cursillos para niños y competiciones.

Los esfuerzos que hay que hacer para llegar al circuito a primera hora de la mañana no desaniman ni a los pequeños pilotos ni a sus familiares. A las siete de la mañana, en el municipio madrileño de Alalpardo, Manuel Pérez y su nieto Víctor, de ocho años, se levantan somnolientos. Es sábado y toca ir a los karts.

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"El madrugón no nos importa. A éste desde muy chico le ha gustado la gasolina. Aún no sabía ni andar y ya distinguía un Hyundai de un Honda", cuenta Manuel. Pero hoy Víctor no tiene un buen día, le duele el estómago, aunque después de hablar con uno de los entrenadores parece más animado. "En el fondo de esto está ver si salen profesionales. Si estás aquí, es por competitividad", reconoce el abuelo del pequeño.

Hay niños de todos los rincones de la región y de otras provincias. El bar del circuito sirve vasos de leche con Cola-Cao a destajo. María del Carmen Palomo ha traído hasta Los Santos de la Humosa a su hijo Jonathan desde Seseña (Toledo). "Estoy tranquila, veo que los niños van bien protegidos; con sus guantes y sus cascos", cuenta esta mujer, que carga en sus brazos con otra niña de un año y medio. Los pequeños pueden alcanzar los 100 kilómetros por hora montados en los karts. Además, una ambulancia permanece en el circuito hasta que lo abandonan los chavales. "Nunca pasa nada, pero es mejor prevenir", dice el gerente.

Un ex alumno de la escuela, Alfonso Martínez, de 13 años, les guía en sus primeros pasos por el circuito. "Les enseño a trazar las curvas, a adelantar, a que no hagan una conducción antideportiva,...", enumera Alfonso, que ya ha participado en algún campeonato madrileño. "Aquí soy monitor. Quizá me hacen más caso porque me ven un poco de su edad", dice con sonrisa adolescente. El deseo de Alfonso, hijo de un corredor de rallies, es ser profesional, aunque sabe que le queda "un camino duro por delante".

Las ilusiones de muchos padres pasan porque sus hijos se conviertan en estrellas millonarias del automovilismo. Este deseo les ha llevado a inscribir a sus hijos en el cursillo de los Santos de la Humosa. Además, pensaban que el mejor niño de los 40 elegidos iba a conseguir una beca durante un año financiada por la Federación Madrileña de Automovilismo. Pero esta ayuda se ha esfumado. "Hemos decidido que es mejor emplear los 6.000 euros de la beca en adquirir varios karts, de tal manera que las familias de los niños que decidan continuar no tengan que adquirir uno", explica Luis Elvira, miembro de la Federación.

Los gastos son muy elevados. El primero con el que se topan los aficionados es la adquisición de un kart, con un coste que oscila entre los 900 y los 8.000 euros. Además, hay que pagar una cuota anual, que no baja de los 600 euros, en un circuito que da derecho a tener el kart guardado y usar el circuito todos los días. En este suma y sigue, aparecen otros desembolsos, como el cambio de neumáticos, que sale por unos 100 euros. Hay algunos valientes que se lanzan a la aventura y deciden adquirir un kart. Es el caso de Antonio Martínez, de Leganés, que le ha comprado un coche por 3.000 euros a su hijo Antonio, de 14 años, "para que vaya practicando".

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