Una gran competencia que ahoga a los pequeños pilotos
En Madrid hay seis circuitos de karting: dos cerrados y cinco exteriores, según explica Luis Elvira, miembro de la Federación Madrileña de Automovilismo. El de Los Santos de la Humosa funciona desde 1982. "Fernando Alonso vino aquí de pequeño, a competir", cuenta Daniel Gómez, el gerente, mientras muestra orgulloso una foto de Alonso de pequeño que decora el bar del circuito.
"¡Dale, coño, vamos!", alienta un padre, cámara de video en ristre, a un minúsculo corredor. Una frase que ilustra la pasión con la que viven los progenitores de los pequeños pilotos su experiencia al volante. "Da igual que sólo hayan dado unas vueltas en un kart, se entusiasman. Siempre pensamos que nuestros hijos son los mejores, y además ven que se les abre un futuro", sostiene Gómez. "Aunque no siempre es así", puntualiza, "hay personas que tienen claro que lo primero es la diversión".
Pero esta competitividad se transmite a los chavales que practican el karting, reconoce Gómez. Desde su experiencia comenta: "Les aconsejo que los padres se lo planteen como que están dando un premio a sus hijos".
Raúl Lozano, responsable de operaciones del karting cubierto de Carlos Sainz, en Las Rozas, también opina que hay padres que presionan "demasiado". "Esto puede ser contraproducente, porque esa competitividad puede anular las posibilidades que el niño tenga para pilotar", agrega Lozano.
Desde Los Santos de la Humosa, Gómez explica, además, que no siempre avanzan más los chavales que son más rápidos cuando empiezan a practicar el deporte: "Los niños captan todo enseguida. Y puede ocurrir que un niño más torpe evolucione mejor que otro que ha cogido el tranquillo al coche antes. Luego están los que tienen talento innato".
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