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El Museo del Cine de Girona revisa la génesis del mito de Greta Garbo

Es significativo que en la más celebrada escena de Greta Garbo, la que cierra el filme La reina Cristina de Suecia, de Rouben Mamoulian, el director le pidiera a la famosa estrella que no hiciera nada. La visión del rostro de Garbo como un "lienzo de soledad" que trascendía sus papeles y que cada espectador descodificaba a su antojo es una de las diversas aproximaciones al mito de Greta Garbo que aparecen en la exposición L'enigma Garbo (1905- 1990), que puede verse en la sala temporal del Museo del Cine de Girona hasta el próximo 5 de febrero.

La exposición, a cargo de la crítica de cine Imma Merino, reúne un centenar de citas, fotografías y fragmentos de películas y documentales de la actriz sueca, nacida Greta Lovisa Gustafsson. Abundan las interpretaciones que ahondan en las estrategias de ocultación que contribuyeron a gestar su mito: su retirada prematura del cine, su negativa a firmar autógrafos, conceder entrevistas y acudir a los estrenos, y la dificultad de ver, todavía hoy, la mayoría de sus películas. Merino piensa que quizá, para las nuevas generaciones, el mito Garbo se haya visto reducido a una imagen fija en blanco y negro.

La exposición depara jugosas y afiladas citas cinéfilas. "Para mi generación, el único mito de Greta Gargo fue, durante mucho tiempo, su retirada", admitía Terenci Moix. El historiador del cine Robert Lirio asegura que Garbo "escapaba" de los personajes que le hacían interpretar dejando "la huella matizada, neblinosa, altiva de su soledad". Entre los testimonios más críticos con la actriz, está el de Richard Schickell, que le reprochaba un egoísmo que, en la cima de su estrellato, no le hizo reclamar que la dirigieran grandes directores sino más dinero. Su biógrafo, Norman Zierold, la define como "un símbolo universal de la soledad carismática".

La exhibición no pretende desentrañar el enigma ni socavarlo, de ahí que haya rechazado exponer las pocas imágenes existentes tras su retirada del cine. No obstante, en uno de los documentales de la exposición, pueden contemplarse imágenes inéditas de una envejecida Greta Garbo, en 1977, junto al médico catalán Josep Trueta.

Un ciclo de cine complementa la exposición.

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