El Villarreal impone su estilo
El Valencia paga su indefinición en El Madrigal y Quique Flores tarda demasiado en hacer los cambios
Es la ventaja del Villarreal: tener claro cómo jugar. La paciencia, la confianza, la certeza de que, tarde o temprano, aparecerá el gol. Aunque sea de la manera más insípida, tras otro error en cadena de la zaga valencianista (Carboni que rompe el fuera de juego y Ayala que cabecea hacia atrás y deja solo a Figueroa). No importa. El cuadro de Pellegrini está convencido de que su estilo elaborado, alegre, sin extremos, pero con dos delanteros y otro como si lo fuera (Riquelme), acabará triunfando, sea en Lisboa o en Vila-real. Apenas varía. Es constante en su propuesta, aunque anoche no fuese especialmente luminosa. Notó el cansancio de su choque el jueves en la Champions ante el Benfica. No precisó ni siquiera de que el gran Riquelme ofreciera su mejor versión; bastó con la de Senna, Cazorla y la del joven portero Barbosa, que ha vuelto a la titularidad tras la lesión de Viera con una fuerza extraordinaria. Hasta siete paradas de mérito colección el espigado arquero argentino procedente de Banfield.
VILLARREAL 1 - VALENCIA 0
Villarreal: Barbosa; Javi Venta, Peña, Quique Álvarez, Arruabarrena; Cazorla, Tacchinardi, Senna, Riquelme (César Arzo, m. 89); José Mari (Guayre, m. 35) y Lucho Figueroa (Roger, m. 80).
Valencia: Cañizares; Miguel, Ayala, Marchena, Carboni; Angulo (Mista, m. 80), Albelda (Kluivert, m. 88), Baraja, Vicente; Aimar; y Villa.
Goles: 1-0. M. 23. Senna toca el balón por alto hasta el centro del ataque, donde está Jose Mari. Ayala se ocupa más de marcarle que de despejar y cabecea mal, dando un gran pase adelantado a Lucho Figueroa, que bate sin problemas a Cañizares con la izquierda.
Árbitro: Iturralde González. Amonestó a Guayre y Albelda. Unos 20.000 espectadores en El Madrigal.
Como él, el Villarreal es un equipo joven, que sigue creciendo cada jornada, mientras que el Valencia, más allá del espejismo del Bernabéu, huele a desgastado desde el año pasado. A carcoma. Los tiempos de Benítez ya nunca volverán. Por mucho que ahora Quique Flores insista con el mismo esquema y casi los mismos hombres. Ya no funciona: ni Quique es Benítez ni la mayoría de sus futbolistas es ni sombra de lo que fueron. Si a eso se añade que los nuevos (sólo dos ayer, Miguel y Villa) tampoco son la locomotora que precisaba un grupo varado en el barro, el resultado es tan pésimo como el de anoche.
El Villarreal se refugió tras el descanso, consciente de que su rival sufre cuando debe llevar la inciativa. El cuadro de Pellegrini empezó a notar el esfuerzo de Portugal y al Valencia se le abrieron algunas puertas. Pero Quique no movió el banquillo hasta el minuto 80. Entró Mista por el desaparecido Angulo. Y hubo un efecto inmediato. Pero Barbosa siguió de héroe. Luego entró Kluivert. Pero todo era ya tarde.
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