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Crítica:FESTIVAL DE OTOÑO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Voces en el vertedero

Poco convincente a pesar de jugar las bazas del impacto y la espectacularidad, Foi es el trabajo más débil del talentoso Sidi Larbi Cherkaoui (Amberes, 1976), que ha creado otras piezas de gran belleza y le han valido la reputación de ser una de las más prometedoras figuras emergentes de la coreografía europea actual.

Foi es todo ambición, y hay que entenderla como una obra puente, una bisagra dentro de los procesos de evolución estética de su creador. Quiere ser una obra coral, impulsada por reivindicaciones que tocan varios temas candentes y actuales: emigración, religión, fanatismo, soledad, guerras; todo ello está empacado en una especie de auto sacramental donde la ritualización plástica adquiere tono dominante.

Les Ballets C. De la B.

Foi. Coreografía: Sidi Larbi Cherkaoui; música: Capilla Flamenca; dirección musical: Dirk Snellings; escenografía: Rufus Didwiszus; luces: Jeroen Wuyts; vestuario: Isabelle Lhoas. Teatro de Madrid, 3 de noviembre.

Músicos, actores y bailarines se afanan dentro de ese ritmo catártico, surrealizante y con toques del absurdo para enseñar las tripas onerosas de un mundo en crisis. Crisis moral y ambiental, que llega hasta lo físico en un espacio expresamente angosto e inquietante.

Larbi Cherkaoui usa de la estética basura para humillar lo que ya ha nacido de un material vergonzante, cruel y oscuro. Con mucho de ironía, el coreógrafo trata de distanciarse de las bajas pasiones de sus personajes, dibujados con trazos gruesos y ásperos.

Pero Foi se alarga innecesariamente hasta la hora y media de duración, y así va perdiendo fuelle e interés. Empieza de manera brillante, pero no se sostiene el tono a pesar de que los artistas se entregan a fondo y de manera muy intensa en acciones que les ponen a prueba en lo físico y lo actoral.

El baile propiamente dicho no es más que un apunte reservado básicamente a los ángeles, que se distinguen de los personajes reales tanto en la indumentaria como en las calidades del movimiento. Esos seres de blanco sucio dirigen los gestos y las acciones de los vivos. Es probablemente el mejor hallazgo de Foi junto a la voz profunda y perturbadora de Christine Leboutte.

Desde una logia alta, los músicos cumplen eficientemente su parte y al final se integran en la acción, entran en el juego macabro de los vencidos.

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