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España y China firmarán un tratado de extradición

China y España firmarán un tratado de extradición y un acuerdo de traslado de presos condenados para que cumplan la pena en su país de origen durante la visita que entre el domingo día 13 y el martes 15 de este mes realizará a España el presidente chino, Hu Jintao, aseguró ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Li Zhaoxing, en un encuentro con la prensa europea.

Preguntado si el documento incluye también la entrega de supuestos criminales susceptibles de ser condenados a muerte en China, el ministro respondió: "La pena de muerte es un viejo tema. Cada país hace sus elecciones en función de sus propias circunstancias. Ésta no es una cuestión que tengamos que discutir con otros países".

Pekín considera secreto de Estado la cifra de personas que ejecuta cada año, pero las organizaciones internacionales de derechos humanos estiman que ascienden a varios miles. Fuentes diplomáticas españolas en Pekín afirmaron, sin embargo, que el tratado de extradición excluye a aquellas personas que en caso de ser devueltas corren el riesgo de ser condenadas a muerte.

Durante la visita de Hu Jintao, los dos países sellarán también una alianza para convertirse en "socios estratégicos", según responsables de la embajada española. La declaración conjunta abarca desde la cooperación en temas de defensa y terrorismo a la energía y el cambio climático.

Acuerdos económicos

Li Zhaoxing dijo que España y China van a colaborar en el uso pacífico de la energía nuclear y que van a firmar diferentes acuerdos económicos. "Queremos cooperar también de forma estrecha en aviación civil y telefonía", aseguró. El ministro añadió que ve "un tremendo potencial de intercambios en asuntos culturales y educativos", y recordó la figura del Quijote. "Probablemente, hay más personas que han leído a Cervantes en China que población tiene España", afirmó. El año que viene está prevista la apertura de un Instituto Cervantes en Pekín.

Durante su gira europea, que incluirá primero el Reino Unido y luego Alemania, Hu Jintao insistirá en que China quiere desarrollarse "de forma pacífica" y que el embargo de armas decretado por la Unión Europa en 1989 tras la masacre de Tiananmen es una medida obsoleta. "Es un legado de la guerra fría, y sin fundamento, que debería haber sido arrojada a la papelera de la historia hace mucho tiempo", aseguró Li. El ministro rechazó la posibilidad de que China haga concesiones en temas de derechos humanos para facilitar su levantamiento, pero lanzó un cebo: "Sin tal discriminación, el intercambio comercial sería incluso mayor, y tanto los ciudadanos chinos como los europeos se beneficiarían".

La UE había previsto poner fin a la sanción este año, pero las presiones de EE UU y las amenazas chinas de un posible ataque a Taiwan -que Pekín considera parte de su territorio- en caso de que intente declarar la independencia congelaron la decisión.

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