"Pensé que estaba despedido"
Lotina, entrenador del Espanyol, se anima para hoy después de sufrir tres días de incertidumbre
Fueron 72 horas de incertidumbre; de tristeza, incluso. Pero no de nerviosismo ni de desesperación. No sería propio de Miguel Ángel Lotina, técnico del Espanyol, que a punto estuvo de ser destituido tras perder el pasado domingo ante Osasuna. Pero al cabo de 72 horas, fue ratificado en el banquillo. "La mejor noticia que me podían dar; mi ilusión sigue siendo la de entrenar a este equipo", reflexiona Lotina.
Kameni, en El Sadar, erró dos veces bajo los palos. Algo inusual en él, algo que lamentó Lotina. "Después del partido no pensé que podían destituirme. Sólo hablé con Kameni porque estaba muy triste y quise animarlo", explica el técnico. De vuelta a Barcelona, en una estación de servicio y café en mano, Lotina habló con sus ayudantes para limar los defectos del equipo. Pero tampoco nadie se dirigió a él para comentarle su delicada situación. Así, aún preocupado, Lotina se fue el domingo a la cama con el único pensamiento de acertar con la tecla en el próximo partido, el de hoy contra el Athletic.
El despertar del lunes, sin embargo, fue distinto. Mientras desayunaba un zumo de naranja, leyó en un periódico que el club le buscaba sustituto. La instantánea llamada de su hijo, que leyó lo mismo en un diario de Bilbao, certificó su malestar, su incertidumbre. "Pensé que no entendía nada, que era una decisión muy precipitada", razona. Y abunda: "Nadie del club me había preguntado qué le pasaba al equipo". Pero eso no le alteró. Sí que desconectó el móvil -aunque dejó abierto el que sólo conocen sus allegados y alguien de la entidad-. Así, sin más noticias, se marchó por la tarde al cine. "La verdad es que el lunes eché en falta una llamada del club", reconoce. No así de sus futbolistas: "Fueron varios los que me mandaron mensajes de ánimo. Sentí satisfacción al ver que el vestuario me apoyaba". Y Lotina, tranquilo como pocos, durmió bien; si algo tenía claro es que, pasara lo que pasara, seguiría viviendo en Barcelona: "Así lo decidímos con la familia".
El martes, como hacía buen tiempo, se marchó al Parque Güell a pasear con su mujer. Un paseo que no pudo acabar porque recibió constantes ánimos de los aficionados y porque el presidente, Daniel Sánchez Llibre, le llamó para concertar una reunión por la tarde. Antes, sin embargo, le había llamado Cristóbal Parralo, director deportivo. Pero Lotina no reconoció el número y no descolgó el teléfono. "Ahí sí que pensaba que estaba despedido", reconoce. Tras el encuentro, donde hablaron por primera vez de la situación del equipo, el presidente le comunicó que le daría la respuesta definitiva en dos horas. Pero fue Cristóbal quien le dio la noticia: seguía en el banquillo. Después, en la primera rueda de prensa, afirmó creer que tenía más crédito del otorgado por el club. "No estoy dolido, pero sí sorprendido", afirma.
Hoy se mide al Athletic, último en la tabla. Aunque desde la directiva mandan mensajes de que no es un partido trascendental para su futuro, no son pocos los que afirman que puede ser su sentencia. "Es obvio que es un encuentro vital", concluye. "No sé si es definitivo, pero creo que eso no lo sabe absolutamente nadie".
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