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Columna
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Leonor Letizia

Ha nacido la niña Leonor, reina dentro de muchos años, cuando ya tantos no estaremos por aquí, discutiendo sobre el futuro de España; sobre la última oleada centrífuga. Oleada que, como siempre, difuminará el pueblo plural desde el malecón de la cordura. Porque los ciudadanos son más sabios que sus políticos. Los ciudadanos: esa gente que madruga y trabaja, que sueña y comprende. Y los extranjeros con ellos, cada día más implicados, y los hijos de los extranjeros, que ya son españoles: todos curioseando alrededor de la cuna de Leonor. Y Letizia a su lado.

Porque esta infanta, este bebé, seguro que tiene mucho de Letizia, no sólo la bella ele inicial, la letra latina de sonido más elegante. Leonor viene con Letizia muy cerca, futura reina consorte de este país lleno de republicanos, cada día más; pero, curiosamente, muy poblado de juancarlistas, cada día más también, y de felipistas intuyo, del príncipe Felipe, que está madurando bien, y todos con la ele en el nombre, la ele de la libertad y la solidaridad. Eles constitucionales.

Leonor hija de Letizia, la princesa que viene de la calle, que es de donde viene lo bueno, lo que perdura y suelda. Llega Leonor, nombre unitario, porque hubo una reina Leonor de Castilla, una reina Leonor de Aragón y otra reina Leonor de Navarra, todas las tierras patrias con su Leonor; e incluso varias Leonores en Portugal, porque Iberia es el país de las reinas Leonores. Y como cada vez España se parece más a Iberia, a tantos reinos y naciones que la forman, España de las cuarenta y cinco millones de repúblicas (cada uno tiene la suya) todos estamos mirando a la nueva Leonor, a esa esperanza de concordia que aparece cuando se cumplen treinta años de don Juan Carlos El Duradero, que tantos barruntaban El Breve. También la nación nacional, la que junta las naciones regionales, tiene futuro. Porque así lo quiere la inmensa mayoría de los ciudadanos, que son quienes, en última instancia, deciden. Y con Leonor de España al fondo; Leonor de la única república hoy por hoy posible en este estado tan antiguo, y cada día más joven.

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