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Entrevista:LARISA SÁNCHEZ | TRABAJADORES TEMPORALES EN MADRID

"En cinco años sólo he tenido contratos de seis meses"

Larisa Sánchez soñaba con ser animadora social. Hizo un ciclo superior de formación profesional. Lo intentó: la contrataron en una fundación. No le pagaban mucho, 480 euros, pero le merecía la pena porque era de lo suyo. La experiencia no le salió bien y se hundió en el pozo de los contratos temporales. Tuvo que renunciar a su sueño porque tenía que entrar dinero en casa. Lo más sencillo: ser teleoperadora, otra vez. Porque cuando a la Larisa le salió la oportunidad de sus sueños ya trabajaba en telemarketing. Cuando la aventura de animadora social salió mal, volvió al redil.

Según la Consejería de Empleo y Mujer, el 43% de los menores de 25 años tiene un contrato indefinido. Pero Larisa, de 26 años, está entre el 57% restante. Le hicieron un contrato por obra y servicio como operadora teléfonica. "Nada que ver con lo que estudié, pero me daba para ir tirando". Entonces entró a formar parte del poco selecto club de las mujeres con empleo temporal, del que ya forman parte 385.100 madrileñas, el 32% de las trabajadoras.

Desde que empezó a trabajar, a los 21 años, sólo ha tenido contratos de seis meses. Cobra 900 euros brutos y trabaja de 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00. "Mi campaña es segura. No está proyectado que se acabe en breve, así que de momento tengo un puesto, quién sabe cuánto durará. En mi entorno hay algunas compañeras que llevan cuatro o cinco años con contratos como el mío". Además, otra ventaja de ese trabajo es que hay mucha oferta. "Cuando se acaba una campaña te cogen en otra. Lo malo, eso sí, es que siempre con contratos temporales". Además de tratarse de un trabajo poco relacionado con sus estudios, Larisa explica que está buscando otra cosa: "Vivo en Getafe y trabajo en Alcobendas. Tardo dos horas de ida y otras dos de vuelta. Sólo pido una calidad de vida un poco mejor, salgo a las siete de la mañana de mi casa y llego a las diez de la noche. Esto no es vida".

Pero lo peor es ver cómo sus compañeros han encontrado trabajo como animadores sociales. "Es un poco frustrante porque ves que salen adelante, y yo de operadora, pues bueno... Con el tiempo espero encontrar algo mejor, que esté más cerca de mi casa y que tenga un sueldo digno. Quizás algún día me hagan un contrato fijo".

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