Muchos periodistas, poca información
El ingreso de la princesa Letizia a las 19.55 de ayer en la Clínica Ruber Internacional de Madrid puso en pie de armas a la pléyade de periodistas que ya desde hace días se concentraba ante el hospital por la inminencia del nacimiento del heredero de la corona. Doña Letizia llegó al centro en una furgoneta con los cristales tintados, y a penas se la pudo ver bajar en la entrada durante unos segundos.
Centenares de periodistas de todos los medios de comunicación, españoles e internacionales, se amontonaron a partir de ese momento en el set improvisado frente a la clínica, fuertemente custodiada por agentes de la Policía Municipal y Cuerpo Nacional de Policía.
Alrededor del centro permanecían también decenas de curiosos que no dejaban de preguntar al personal sanitario sobre cualquier detalle del momento del ingreso de la Princesa. Todos los vehículos que tomaban la corta carretera de entrada a la Ruber eran escrutados ante la posibilidad de que en alguno de ellos llegasen miembros de la Casa Real o de la familia de doña Letizia. Ningún portavoz de la Casa del Rey se había acercado a la prensa que sitia el hospital para ofrecer datos sobre el estado de doña Letizia o sobre la evolución de su estado o del método para dar a luz al heredero. Sólo una confirmación del ingreso. En cualquier caso, se espera una noche de vela hasta que se anuncie el esperado acontecimiento.
"Apenas nos ha dado tiempo a ver el coche pasar", aseguraba un enfermero del cercanísimo centro de la tercera edad Vallesol. "Nos hemos enterado por el revuelo de los periodistas", añadió. Las televisiones hicieron ya, a partir de las ocho de la tarde, las primeras conexiones para informar sobre el ingreso.
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