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Condenas de 1.042 años para los dos etarras capturados gracias a un "ciudadano ejemplar"

Ana Belén Egües Gurruchaga y Aitor García Aliaga, integrantes de una de las últimas formaciones del comando Madrid de ETA, fueron condenados ayer a penas que totalizan 1.042 años de prisión por el atentado con coche bomba contra el subsecretario de Política Científica, Juan Junquera, en la calle del Corazón de María, de Madrid. Los etarras fueron detenidos gracias a la colaboración de un ciudadano anónimo al que el tribunal califica de "ejemplar", que tras el atentado les siguió y fue dando sucesivos avisos con su teléfono móvil a la policía sobre la situación de los terroristas hasta que se consiguió su detención.

El grueso de la condena de 1.042 años de prisión procede de los 97 delitos de "asesinato terrorista en grado de tentativa" que se corresponden con los 97 heridos en el atentado. Por cada uno de esos delitos, la Sección Tercera Penal de la Audiencia ha impuesto 10 años de prisión, lo que totaliza 970 años. El resto de las penas corresponden a delitos de depósito de armas y de explosivos, colaboración con banda armada, dos delitos de estragos, sustracción de vehículos, etcétera.

La sentencia recuerda cómo a partir de septiembre de 1999 los distintos miembros del comando vivían en Madrid en distintas viviendas, en las que alquilaban habitaciones, e incluso residían en otras ciudades, como Salamanca, trasladándose a la capital para practicar vigilancias o cometer atentados.

Bombas contra jueces

En concreto, Ana Belén Egües colocó varias veces un coche bomba en las proximidades del domicilio de un consejero del Tribunal de Cuentas. El atentado no se llegó a realizar por "diversas causas ajenas a la voluntad de la acusada".

La misma procesada realizó detalladas informaciones sobre un director de gabinete de Presidencia del palacio de la Moncloa; sobre un magistrado del Tribunal Supremo, dos magistrados de la Audiencia Nacional y otro del Tribunal de Cuentas, y dos concejales del PP en Madrid. Sin embargo, el tribunal no les condena por delitos de conspiración para el asesinato, ya que no fueron los únicos que vigilaron a esas personas.

El 6 de noviembre de 2001, Ana Belén Egües y Aitor García colocaron un vehículo sustraído y cargado de explosivos en la calle del Corazón de María esquina a Cardenal Silíceo y, sobre las nueve de la mañana, a una indicación de Aitor, Belén Egües accionó un mando a distancia y lo hizo explotar al paso del vehículo de Junquera, que salvó la vida.

Cuando huían del lugar, "un ciudadano ejemplar, anónimo", sospechó de su participación en el atentado y les fue siguiendo en su vehículo, "dando aviso en todo momento a la policía" hasta que varios agentes consiguieron detenerles.

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