La Guerra Civil de Benjamín e Ignacio

Una calurosa tarde de julio de 1937 el Requeté de Nuestra Señora de los Reyes inició un difícil asalto a un cerro en poder del Ejército republicano. La acción de los carlistas parecía no tener muchas posibilidades de acabar con bien, y la posición que defendían los leales a la República tampoco apuntaba tener un gran valor estratégico. Pero los mandos de ambos ejércitos no parecían tener esta opinión y decidieron que sus soldados jugaran a la lotería de la muerte.

Benjamín, un joven carlista que arriesgaba su vida en defensa de la religión católica, cayó herido en el combate y rodó por un terraplén. En su fondo encontró el abrigo de una pequeña cueva. Un ruido le despertó de un estado cercano a la inconsciencia. Había entrado en su refugio otro soldado herido, en este caso un combatiente fiel a la República. La finura del aspecto de Ignacio ("Su pelo rubio estaba bien cortado a navaja y engominado hacia atrás, la barba afeitada y pulcra", tenía un pañuelo de seda con unas iniciales bordadas...) delataba su origen. Ignacio procedía de una rica familia andaluza, de la que el rencor le hizo renegar. Benjamín e Ignacio se pelearon al principio. Ninguno pudo con el otro. Agotados, acordaron esperar a que el vencedor de la batalla viniera a recogerlos.

Éste es el planteamiento de la novela Las dos verdades, que Fernando de Artacho acaba de publicar en la editorial Almuzara. Se trata de una nueva novela dentro de la nutrida narrativa que ha generado la Guerra Civil. Barbas y bigotes a la usanza de Carlos VII y religiosos detentes que buscaban desviar el curso de las balas se mezclan en la novela con la estrella roja en el cuello de guerreras y uniformes republicanos. Artacho se une, así, a la larga lista de autores que han transitado por un territorio que tiene entre sus cumbres a escritores como Arturo Barea, Max Aub, Agustín de Foxá o Juan Iturralde.

Fernando de Artacho (Sevilla, 1960) es licenciado en Derecho por la Universidad Hispalense y diplomado en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Entre sus libros figuran Manuscrito sevillano e Hija de la Iglesia.