_
_
_
_
_
Reportaje:

Un 'botellódromo' que funciona

El Ayuntamiento de Alcalá la Real se convierte en un ejemplo en la gestión del ocio nocturno juvenil

Mercedes Figueroa tiene 20 años y, como cada fin de semana, el pasado sábado quedó con su grupo de amigos para "ir de botellón" en Alcalá la Real, un municipio de la Sierra Sur de Jaén de unos 23.000 habitantes. Llovía y hacía frío, pero el grupo no se echó atrás. Y es que los jóvenes alcalaínos, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los municipios, ya no beben en la calle, sino en un antiguo silo comarcal de unos 1.500 metros cuadrados que el Ayuntamiento, gobernado por el PSOE, ha rehabilitado como centro de ocio juvenil con una inversión de 150.000 euros. Cada fin de semana se reúnen en él una media de 500 jóvenes, algunos procedentes de Granada, a tan sólo media hora en coche.

Más información
Concienciar en lugar de prohibir

"Aquí nos podemos reunir con los amigos aunque llueva, tenemos nuestros cuartos de baño y no molestamos a los vecinos", explica Figueroa mientras compra en el mismo silo su botellón: Una botella de whisky, dos litros de refresco, una bolsa de hielo, que se entrega en un macetero, y vasos de plástico. Todo por 15 euros. "El precio es similar al de las tiendas y delante de nosotros trasvasan el alcohol de la botella de cristal a una de plástico. Y si a la salida entregamos el macetero con la bolsa y las botellas y los vasos vacíos, nos devuelven un euro", añade.

Esta iniciativa surgió hace un año cuando los problemas que ocasionaba la concentración nocturna juvenil durante los fines de semana en algunas plazas del municipio llegaron a convertirse en un problema de convivencia. Así lo recuerda María José Nieto, presidenta de la asociación vecinal Parque El Campero, quien ahora puede "dormir con tranquilidad" y sin encontrarse por las mañanas con "todo tipo de basura y malos olores".

Los que en un principio consideraron que el Ayuntamiento pretendía trasladar el problema de una parte a la ciudad a otra o crear guetos para jóvenes, "ahora respaldan la iniciativa porque no ha habido ningún problema hasta ahora", subraya Rafael Romero, concejal de Juventud, quien resalta que durante la semana el silo alberga talleres de ocio y también sirve como local de ensayo para grupos locales o sala de exposiciones. Sólo los viernes y sábados de 11 de la noche a 3 de la mañana está permitido consumir alcohol y para acceder al silo se tiene que ser mayor de edad. "Aunque aquellos jóvenes de 16 y 17 años con un carné especial y la autorización familiar también pueden hacerlo", indica Romero, quien señala que esta propuesta surgió de las propias asociaciones de padres y madres. Según los responsables políticos, el éxito de esta iniciativa radica en que los jóvenes han participado para encontrar una solución a los problemas sociales que ocasionaba el botellón en la calle. Unos 600 participaron en una encuesta en la que más de la mitad respaldaba el traslado al silo y sugerían otro tipo de actividades. Ahora el Ayuntamiento estudia la posibilidad de habilitar una nave próxima al botellódromo para que los menores de 16 años también tengan su lugar de encuentro y diversión.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_