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Reportaje:ESCAPADAS | Turégano

Mucho más que cordero

La villa segoviana alberga, además de buenos asadores, un castillo singular y un museo dedicado a los ángeles

De todos los señores que ha tenido Turégano, ninguno de memoria tan perdurable como Juan Arias Dávila (1436-1497), ni tan contradictoria. Por un lado, se recuerda al Dávila piadoso -y tanto, pues llegó a obispo de Segovia, siendo converso-, gran mecenas, bibliófilo y pionero de la edición, que en 1472 encargó la impresión del primer libro en España, el Sinodal de Aguilafuente.

Por otro, a uno de los mayores soberbios de la época, a tal extremo que, en cierta ocasión, Enrique IV lo llamó a capítulo y Dávila -órdenes, las justas- le contestó ahorcando al emisario real.

Es como si hubiera sido dos hombres distintos: el culto mitrado, sensible a las primeras luces del Renacimiento, que encomendó al arquitecto de moda, Juan Guas, la construcción del castillo rosa de Turégano; y el rudo señor medieval que mandó colgar de aquellas mismas almenas, sin pestañear, al portador de las órdenes regias.

Si uno mira en el interior de la fortaleza descubre un templo románico de tres naves

Al castillo de Turégano le pasa algo parecido: que es varias cosas. En apariencia, no es más que una bonita fortaleza, con recinto exterior almenado, torres laterales de ángulos redondeados y elegantes torreones cilíndricos. Pero si uno mira en su interior, descubre un templo románico de tres naves, de los siglos XII y XIII, anterior por tanto a la obra de Dávila; de modo que, hablando con propiedad, es una iglesia-fortaleza. De este parecer fueron los que, en el siglo XVIII, le plantaron encima una espadaña barroca, acentuando la variedad de estilos y la doble personalidad del edificio.

Para más esquizofrenia, el principal uso que se daría al lugar no sería el de castillo ni el de iglesia, sino el de "cárcel para custodia y pena de los que grave y atrozmente delinquen". Por eso estuvo aquí en 1585 Antonio Pérez, otro soberbio que se subió a las barbas reales; en su caso, a las de Felipe II.

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La visita al castillo de Turégano permite admirar, además de una insólita fusión de arquitectura religiosa y defensiva, un soberbio panorama. Desde la torre más alta, uno ve como Dios la plaza de España, por sus soportales conocida como la de los Cien Postes, donde abren sus puertas seis de los diez asadores que hay en la villa; poco más allá, la iglesia de Santiago, de pulcro ábside románico; y, allende el caserío, la inmensa llanura paniega, con aquí y allí nubecillas de rebaños sendereados por pastores que no han cambiado de look desde los muy honrados y polvorientos tiempos de la Mesta, la gruesa manta de Bernardos siempre al hombro por si hay que echarse a dormir en el puro suelo.

A naciente de la plaza (a mano izquierda, según se mira desde el castillo), en la calle de Caleras, descuella la mole blanquísima de lo que fue una fábrica de harinas hasta 1955 y que hoy, para variar, es otra cosa bien diferente, pues alberga el Museo de los Ángeles. Esta espectacular iniciativa de Lucía Bosé ha conseguido reunir, en los 2.000 metros cuadrados de la vieja harinera, las obras sobre tan liviano asunto de casi un centenar de artistas, algunos de tanto peso como Eduardo Úrculo, Pepe Yagüe o Cristina Almodóvar.

Habrá a quien este coro de ángeles variopintos -románicos, pop, metálicos, algodonosos, infantiles, tentadores, caídos..., incluso un Miguel Bosé con alas- le parezca simplemente algo original y entretenido de ver, mientras se hace la hora de atizarse el consabido asado. Pero también habrá a quien le haga reflexionar sobre la muy diversa condición del ser humano: sobre el ángel (y el demonio) que todos llevamos dentro. Para muestra, el obispo Dávila.

Artesanía y mueble antiguo

- Cómo ir. Turégano (provincia de Segovia) dista 110 kilómetros de Madrid. Se va por la A-6 hasta Villalba, por la M-601 hasta el puerto de Navacerrada y por la CL-601 hasta La Granja, para luego seguir las indicaciones viales hacia Torrecaballeros y Turégano.

- Visitas. Castillo de Turégano (teléfono 921 50 00 00): sábados y festivos, de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00; domingos, sólo por la mañana; entrada, dos euros. Museo de los Ángeles (teléfono: 921 50 11 57): de miércoles a domingo, de 11.00 a 19.00; entrada, tres euros.

- Alrededores. En Otones de Benjumea (a 5 kilómetros): museo pedagógico La Última Escuela y Museo Etnográfico. En Peñarrubias de Pirón (a 15 kilómetros): ermita románica de Nuestra Señora de la Octava y circuito de senderismo por los cañones de los ríos Pirón y Viejo.

- Comer. Casa Holgueras (teléfono: 921 50 00 28): ensalada, cordero y tarta de la casa; precio medio (sin vino), 23 euros. El Zaguán (teléfono: 921 50 11 65): cordero asado y bacalao al ajoarriero; 25 euros. La Antigua Posada (teléfono: 921 50 10 71): sopa castellana, asados, codornices escabechadas, bacalao al pilpil y flan de queso; 25 euros.

- Dormir. Hotel El Zaguán (teléfono: 921 50 11 65): 17 habitaciones con bañera de hidromasaje y magníficas vistas al castillo; doble, 85-115 euros. La Casa Vieja (teléfono: 921 50 11 86): posada de principios del siglo XX, recién rehabilitada, con típica taberna; 60-100 euros. La Abubilla (Carrascal de la Cuesta; teléfono: 921 12 02 36): coquetísimo hotel rural con habitaciones tipo suite: 99-128 euros.

- Compras. Artesanía y mueble antiguo en David Pascual Escudero (Infanta Isabel, 1) y Antigüedades Pablo (Doctor Juan Gómez, 11).

- Actividades. Navadeo (teléfono: 625 18 90 19): senderismo, bicicleta de montaña, espeleología, quads, todoterreno, paseos en globo...

- Más información. Ayuntamiento de Turégano (plaza de España, 17; teléfono: 921 50 00 00). Y en www.a-segovia.com/turegano.

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