Nuestro muro de Berlín

Somos muchos los que nos sentimos abrumados y con profundo dolor al ver las imágenes de televisión y escuchamos y leemos en los medios informativos relativos a las avalanchas de inmigrantes que pretenden saltar las vallas de Melilla y Ceuta, y las muertes que ha llegado a ocasionarse entre ellos.

Tal vez la principal causa de dicha desazón es el hecho de no saber qué hacer, y de comprender que se trata de una problemática sin solución en el medio y corto plazo. Sólo unas políticas económicas internacionales que cambien el expolio de los países empobrecidos por la cooperación y la búsqueda de su desarrollo, pueden evitar que los que no tienen nada que perder, se empeñen en buscar "un mundo nuevo", con el riesgo incluso de perderlo todo. No parece que los países ricos estemos dispuestos a cambiar dicha dinámica económica.

El gobierno español no ha hecho más que lo que considero peor de lo posible: subir el muro y enviar el Ejército a intentar asustar a los posibles "saltadores". ¿Acaso no comprenden que el que lo tiene todo perdido siempre va a estar a la espera de buscar rendijas por dónde colarse?

En tiempos del muro de Berlín, desde occidente se aplaudían las ansias de libertad de los que conseguían huir y pasar al lado occidental consiguiendo esquivar al ejército y la policía "comunistas". Igualmente celebramos con ilusión la caída del citado muro por la presión popular. ¿Tendremos la misma actitud frente a las ansias de libertad y de vida digna de los pobres que nos vienen del África subsahariana.