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Reportaje:

San Mamés se desespera

El primer proyecto de Lamikiz se tambalea por un revisionismo exagerado

El domingo, San Mamés, desangelado, silbó a Yeste, silbó su cambio por Guerrero, protestó al equipo y trascendió su desesperación a la entidad tras su derrota con el Sevilla (la segunda esta temporada en La Catedral) que le iguala con el colista. El primer proyecto de Fernando Lamikiz, el presidente, nace con pies de barro y quizá no sea una situación fortuita.

- Primera decisión. Lamikiz ganó las elecciones el 10 de septiembre de 2004. Seis días después tomaba su primera decisión. Sin consultar con nadie decidió por su cuenta y riesgo prescindir de la camiseta para la UEFA diseñada por Darío Urzay y encargar con urgencia la aprobación de la camiseta tradicional en la UEFA. Fernando Ochoa, antiguo gerente que reclama un sueldo vitalicio en el club, le allanó el trabajo. La empresa confeccionadora trabajó día y noche en la indumentaria. Aún así, no llegaron a todo y Lafuente, el portero, jugó con la camisola de Urzay. Lamikiz anunciaba su camino unipersonal. Ese día, Lamikiz tuvo que llamar con urgencia a Zubizarreta, ya ninguneado por el club, para que asistiera a la cena de la UEFA porque lo requirió el delegado, un ex árbitro que le había expulsado en un encuentro de la selección. Iribar, el máximo icono de la entidad, también estaba aislado en el hotel.

- Avales. La primera actuación estelar de Lamikiz se produjo en la asamblea de compromisarios del 29 de octubre de 2004. Allí solicitó la ejecución de los avales de la anterior directiva para que su Junta no tuviera que arrastrar la deuda contraída.

- Intertoto. Por su cuenta y riesgo decidió que el Athletic jugara la Intertoto, "porque así se lo aconsejaron otros presidentes". Nadie la quería jugar salvo Lamikiz. El camino unipersonal continuaba vivo en un club cada vez más presidencialista.

- Valverde. Lamikiz siempre ha defendido que utilizó siete horas de conversación para convencer a Valverde de que se quedara. Algo tan cierto como que fueron las únicas siete horas que utilizó en casi toda la temporada para hablar con el entrenador. Valverde se sintió no querido, asediado en ocasiones, como un intruso en general. Si el Athletic ganaba, Lamikiz solicitaba reuniones a Valverde en los aeropuertos, ante la prensa, y si perdía, el entrenador pasaba desapercibido o cuestionado. Tras la eliminación en la Copa de la UEFA ante el Austria de Viena, Lamikiz calificó el resultado como "un fracaso", una definición de la que oficialmente se arrepintió.

- Limpieza. En el fondo, Lamikiz quería acabar con todo lo anterior. Obligó a irse al entrenador, rescindió el contrato de Zubizarreta, cambió todo el organigrama del fútbol base, cargó contra la Fundación Athletic, llamada a soportarlo; prescindió de todos los responsables anteriores e hizo un club a su medida en el que sólo decidiera él.

- 'Caso Zubiaurre'. La Real le quitó al Athletic a Garitano, del Eibar, y el Athletic quiso robarle a la Real a Zubiaurre. Incluso lo presentó sin haberle firmado, aunque en Lezama nadie recomendaba su fichaje. Otro deseo de venganza que puede salir caro. El asunto está en los tribunales.

- Del Horno. El traspaso de Del Horno se convirtió oficialmente en una victoria más que en una debilidad del club. Los 12 millones del Chelsea (que podían haber sido más de no haber mediado el presidente) liberaron a su Junta inoperante de unos avales que le atenazaban, a cambio de lesionar el proyecto deportivo.

- Mendilibar. Era su entrenador desde el principio. Otros fueron engañados para dar credibilidad a su decisión. Ha seguido el guión del presidente respecto a los vestigios del pasado, no ha dado con el equipo, ha aumentado la tensión y corre el riesgo de laminar el éxito del club en los últimos años.

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