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BALONCESTO | Primera jornada de la Liga ACB
Columna
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El peligro de ser la atracción

El Akasvayu hizo su presentación oficial como la gran atracción de la Liga ACB bajo la atenta mirada de todo el mundillo baloncestístico, todavía impactado por todo lo ocurrido en el verano más ruidoso que se recuerda. Nada mejor que tener delante al Real Madrid, aunque llegase limitado, para empezar a extraer conclusiones alrededor de un colectivo que, a golpe de euros, se ha convertido en el máximo centro de atención en estos inicios de temporada. Y la primera surge precisamente alrededor de la forma y manera en la que el equipo de Girona se ha hecho famoso. Su instantánea y ruidosa irrupción y los fichajes de renombre con los que han formado su plantilla suelen provocar casi de forma inmediata una cierta ansiedad en plasmar en resultados toda la ilusión que genera ver juntos casi de repente a tanto talento.

Es verdad que la razón y la experiencia siempre hablan de que el tránsito entre tener doce jugadores, por muy buenos que sean, y un equipo como mandan los cánones debe contar con el tiempo como elemento imprescindible. Pero hablamos de deporte, terreno donde las emociones encuentran abono ideal para desbocarse más de lo necesario. Está claro que el futuro del Akasvayu es convertirse en aspirante a lo máximo, es decir, contar para el reparto de títulos. Pero, ¿quién coloca el techo y pone la velocidad para tocarlo? ¿Esta temporada es todavía muy pronto? ¿Deberá ser la siguiente? ¿O con lo que ya tienen les obliga a alguna hazaña como ganar al campeón de Liga en el primer partido?

Desde que el dinero que da los ladrillos se fijó en el baloncesto como inmejorable reclamo publicitario, los de Girona se encuentran con el foco de atención encima de sus cabezas y los adversarios les van a tratar desde el principio con la máxima exigencia. Pero es muy probable que su mayor enemigo se encuentre precisamente en casa, en su entorno, en las oficinas del club y finalmente en sus propias mentes. Manejar todo este entramado de emociones, ilusiones y ansiedades es su mayor reto y nadie mejor que Fran Vázquez para ilustrar con nombre y apellido esta problemática. Tampoco resulta fácil para su entrenador, que sin ni siquiera haber disputado un solo partido tiene que escuchar rumores de que alguno de sus colegas en paro están moviendo hilos para ocupar su asiento lo antes posible. Así de solidarios son algunos.

Como la teoría, seguramente compartida por todos en los análisis previos, se suele distanciar de la práctica, su victoria final ante el Madrid tiene un doble filo que va más allá que el simple hecho de comenzar la Liga ganando. Por un lado, confirma que tiene mimbres para hacer una excelente cesta, y por otro, y esto puede ser peligroso, eleva todavía más un listón que corre el riesgo de terminar colocándolo a unas alturas inalcanzables para un edificio en construcción. Y ya se sabe que la caída, cuanto más alto subes o te suben, resulta más dura.

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