Nuevas propuestas para un apretado palmarés
La programación de la sección oficial de esta más que notable selección del Festival de Cine de Sitges de 2005 continúa imparable, y lo que es mejor, con propuestas que pasan del notable. Lo es sin ninguna duda Hard candy, ópera prima del estadounidense David Slade, un magnético thriller de venganzas con un paidófilo como protagonista. Lo es, igualmente, The wild blueyonder, en la que el veterano Werner Herzog da una auténtica lección de cómo canibalizar materiales ajenos para llevarlos a su propio, hipnótico terreno. Y lo es, en fin, también la película vista ayer en la sección Premiere, ese Plan de vuelo: desaparecida, del alemán Robert Schwentke, donde se luce la pletórica Jodie Foster.
La temática de Hard candy no puede ser más actual. Une en su trama dos temas de constante utilidad: los ligues por Internet con desconocidos/as y la utilización de este vidrioso canal por parte de paidófilos para perpetrar sus tropelías. La película, que prácticamente no abandona las cuatro paredes de una casa, es un perfecto, implacable duelo interpretativo entre una adolescente de 14 años y un atractivo fotógrafo de 32 que pretende seducirla. Pero las cosas pronto se tuercen y, como ocurre en las buenas películas contemporáneas del género, nada es aquí lo que aparenta. No se ahorra su director, David Slade, especialista en videoclips, con docenas de ellos a sus espaldas, una enérgica denuncia de los procedimientos escabrosos que abundan en la Red. Y lo hace apoyado en el trabajo de dos espléndidos actores, la jovencísima Ellen Page y Patrick Wilson, desde ya máximos aspirantes al galardón en su categoría.
Del ubicuo Werner Herzog ya habíamos visto, en los primeros días del certamen, un curioso (y muy probablemente falso) documental llamado Grizzly man, y ayer pudimos contemplar lo que aparenta también ser una película propia, pero en realidad no es más (ni menos) que una inteligentísima operación de ensamblaje de materiales preexistentes. Un documental sobre submarinismo bajo el hielo y unas grabaciones de la NASA sobre tripulantes en vuelo en sus naves espaciales sirven a Herzog para, con la impagable colaboración del actor Brad Douriff, que da vida a un supuesto alienígena, regresar a una de sus obsesiones: la narración de vidas en los lugares más extremos e impensables... aquí, incluso en otra galaxia, en una auténtica lección de economía narrativa y con una impresionante banda sonora.
Sobre Plan de vuelo: desaparecida no conviene extenderse, puesto que se estrena muy pronto y además está aquí como un filme invitado. Pero vaya por adelantado que se trata de un muy sólido y riguroso producto comercial sobre el secuestro de una niña (o no: he ahí el dilema) en pleno vuelo de un superavión transoceánico, y la lucha denodada de su madre, la impresionante Jodie Foster, por recuperarla. Dará que hablar; la continuación, en breve.
Babelia
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