La última barrera

Fernando Torres, delantero del Atlético, nunca le ha marcado un gol al Madrid, al que se enfrenta esta noche. Y es raro, porque ha marcado goles a todos los equipos de Primera, exceptuando al Alavés, el Zaragoza, el Getafe y, claro, el Madrid. "No tengo una espina clavada", resopló ayer cuando contestó a la pregunta cíclica que se le hace en vísperas de cada derby en su sexto derby: ¿Por qué se le resiste el Madrid? Sólo había pasado un día desde que se despidió de sus compañeros de la selección española, con la que ha anotado cinco tantos en una semana, convirtiéndose, con ocho, en el segundo internacional rojiblanco más goleador de la historia, tras Manolo, que marcó nueve. De la "ansiedad" confesa, superada con España, al debate que se abre automáticamente sobre su estatura real en cada duelo con Ronaldo o Raúl.

"Lo que me molesta de los partidos contra el Madrid es no haberle ganado", precisó el delantero, acomodado en el papel de pieza de un mecanismo colectivo: "Nosotros somos un bloque". Ellos, el Madrid, son "las individualidades", los nombres propios. "Sigue habiendo mucha diferencia entre ellos y el Atlético. Individualmente, seguro que son los mejores del mundo", concedió, aunque recordó los fichajes rojiblancos, el aumento significativo esta temporada de futbolistas con peso dentro de un vestuario en el que nadie le ha hecho sombra desde que debutó, con 17 años. "Tenemos más jugadores que desequilibran. Maxi y Petrov aún no han marcado y tendrán ganas", comentó, repartiendo las urgencias entre los compañeros.

Torres está contento. Habla con un tono de voz suave, bajito, y sonríe un poco de lado. Como cuando está contento. No marcaba con la selección, sentía "ansiedad", malestar, responsabilidad paralizante, y ya lo ha solucionado con su tour goleador por Bélgica y San Marino: "Me he quitado un peso de encima". Prueba superada. Pero Torres aún se siente discutido. Y le parece injusto: "No fallo contra los grandes", sostuvo la campaña pasada, cuando, tras romper la cintura a Pavón y Helguera, falló hasta siete ocasiones de gol claras mientras Ronaldo marcaba dos goles en dos oportunidades.

Le ha marcado cinco goles al Barcelona, argumenta. Al Valencia, al Deportivo... A casi todos, menos al Madrid, al que, dice con una risilla, "no tener miedo". Tendente a recoger en silencio los guantes que le lanzan, a hacer de las palabras que no le gustan un desafío personal que procura no dejar traslucir, a crecerse cuando más le discuten, según un familiar, a Torres no se le ha olvidado que mantiene sin cerrar un frente contra el Madrid.

"A Torres no le preocupan ni le afectan los asuntos extradeportivos", cuenta con mucha convicción un ex técnico del jugador. Pero el ariete siente que se duda de él de manera injusta. "De las críticas se aprende", comenta con calma, siempre presente el consejo de su entorno de no polemizar con la prensa, no culpabilizar al mundo exterior de los males, no atrincherarse ante enemigos imaginarios. Pero aún está molesto: Torres marcó, con 18 años, en el Bernabéu. Sólo era un amistoso. Celebró el gol, con rabia, ante los hinchas más radicales del club blanco. No ha vuelto a repetir el gesto. Ni en Chamartín ni en el Calderón.

"Tanto Kezman como yo estamos haciendo goles. La suerte está de nuestro lado y seguro que cualquier balón que caiga por ahí va a ir dentro", razonó, optimista. "Ojalá siga la racha porque ahora jugamos cinco partidos muy seguidos. Y si es contra el Madrid, pues mejor", insistió el delantero, que en esta ocasión rebajó la relevancia del encuentro, su intensidad emocional. "Es importante para la afición", resumió. Año a año, la comparecencia anual del jugador el día anterior al partido contra el Madrid ha sido menos belicosa con el rival. Un rival del que le preocupan "todos", pero sobre todo uno: "Raúl siempre nos marca".