Una goleada inútil
A España no le sirve de nada apabullar a San Marino y jugará la repesca ante Eslovaquia, Suiza o Noruega
Pocas veces una goleada resultó tan inservible. España, como no podía ser de otro modo, apabulló a un grupo de amigos de San Marino, pero no pudo evitar una angustiosa repesca. Un gol de Bosnia en Belgrado le hubiera enviado directamente al Mundial alemán. No hubo carambola. Serbia resistió con un temprano tanto de Kezman y condenó al equipo español a la segunda plaza. Como ya ocurriera con la Eurocopa de Portugal, la selección española tendrá que purgar hasta el último instante con la clase media europea, porque todos los jerarcas del continente han hecho a tiempo sus deberes. A tenor de las últimas temporadas, la selección española ha perdido un escaño en el fútbol europeo. Pese a que los Mundiales y las Eurocopas han ampliado su cartelera de equipos y que la partición de Europa ha rebajado a selecciones de gran tradición como fueron Yugoslavia, la URSS o Checoslovaquia, España sufre ahora un calvario para asomarse a las grandes pasarelas. Tampoco estuvo en los Juegos de Atenas ni estará en el Europeo Sub 21. Y lo del campeonato absoluto de Alemania está por ver. Este es el bacheado rumbo actual del fútbol español, que ha perdido peso entre la élite. Para medirse de nuevo entre los grandes primero deberá superar una repesca que los rectores españoles no tenían prevista, porque España se jugará las habichuelas en pésimas condiciones, con un partido de ida (12 de noviembre) tres días después de una jornada de Liga. Un programa disparatado, un problema creado desde las entrañas del propio fútbol español. Insólito. Una ventaja para Eslovaquia, Noruega o Suiza, los tres posibles rivales.
SAN MARINO 0 - ESPAÑA 6
San Marino: F. Gasperoni; Andreini (Palazzi, m. 84), Vannucci, Bacciochi, Della Valle; L.Nanni, Domeniconi, A. Gasperoni, Manuel Marani (F. Nanni, m. 86), Michelle Marani; y Montagna (Crescentini, m. 71).
España: Casillas; Sergio Ramos, Juanito, Pablo, Antonio López; Albelda; De la Peña, Raúl (Mista, m. 71), Reyes (Vicente, m. 67); Villa (Baraja, m. 57) y Fernado Torres.
Goles: 0-1. 55 segundos: Antonio López, de un zurdazo lejano. 0-2. M. 10. Torres, a pase de Reyes. 0-3. M. 31. Sergio Ramos remacha. 0-4. M. 48. Sergio Ramos cabecea un córner. 0-5. M. 77. Penalti que transforma Torres. M. 88. 0-6. Torres, a centro de Baraja
Árbitro: Florian Meyer (Alemania). Amonestó a Della Valle. M. Marani, Reyes y A. Gasperoni.
3.426 espectadores en el Olímpico.
De tránsito hacia la repesca, España hizo una parada en San Marino, donde se celebró algo parecido a un partido. Si lo pareció fue porque el árbitro, penoso por cierto, no iba con chándal, y porque había banda de música. Por lo demás, una pachanga con tanto público como en un entrenamiento cualquiera de un equipo español de primer nivel. España, que bien pudo jugar sin portero, tardó unos 40 segundos en abrir la lata, un azote para San Marino, una de esas selecciones que suelen mantenerse en pie el primer cuarto de hora, lo que les dura el ánimo y el depósito. Ni esa concesión tuvo San Marino, que presentó un grupo de futbolistas aficionados que sirvieron de teloneros a los españoles. Una selección, quizá la peor de Europa, que se entregó en un suspiro y concedió los tres primeros goles de forma parvularia. El primero se lo tragó el portero, que fue el último en todo el estadio en ver llegar el disparo de Antonio López; del segundo se encargó uno de los tres centrales, llamado Bacciocchi, que no movió el cuello para despejar un centro sencillo e invitó a Torres a marcar; y del tercero se encargaron los once jugadores locales, que se hicieron un lío para despejar un córner y Sergio Ramos, que repitió en el cuarto, se lo hizo pagar. Ante San Marino, hasta los laterales rivales se pueden dar un festín. Torres, por dos veces, selló el marcador final en el último tramo del partidillo.
Entre gol y gol, la selección de Luis trenzó un sencillo rondo en la periferia del área sanmarinés. El técnico español, como estaba previsto, desterró a los extremos y dejó las dos orillas a Sergio Ramos y Antonio López para que éstos no se aburrieran. El madridista tuvo toda la vía para él, al rojiblanco le socorrió Reyes. El jugador del Arsenal, gran protagonista en la victoria de Heysel, también ayer estuvo a punto de tener un papel destacado en los títulos de crédito. Esta vez por un hecho negativo. Minutos después de que el árbitro alemán Florian Meyer se apiadara de Della Valle, que pateó con saña a Reyes para frenar una de sus arrancadas, el andaluz dio un manotazo y un sonoro punterazo a Gasperoni. Meyer, con el mismo descaro que en la jugada anterior, le perdonó la expulsión. Nada hubiera supuesto para España, puesto que a San Marino se le puede golear incluso con menos de diez futbolistas, pero Reyes se hubiera perdido como mínimo la ida de la repesca. Motivo, supuestamente, por el que Luis mandó a la grada a Puyol, al que una tarjeta le hubiera dejado fuera de la eliminatoria decisiva. Un peaje, el de la repesca, que España se ha ganado a pulso durante su errática fase de clasificación. Ahora debe ir al purgatorio. Si finalmente llega a Alemania, Luis, contrariado por el decepcionante curso de la selección, prepara cambios. Los nacionalizados Senna, brasileño del Villarreal, y Pernía, argentino del Getafe, tendrán su oportunidad. Y algunos más, como el también getafense Riki. Otra vuelta de tuerca para una selección que no despega. Para un equipo que tradicionalmente al menos ventilaba con autoridad las fases de clasificación. Ahora ni eso. Las liguillas también se le han convertido en un tormento. Al menos las dos últimas, en las que ha terminado condenada a un asalto final. Algo que han evitado todas las grandes: Holanda, Italia, Inglaterra, Francia y Portugal. Un dato para la reflexión.
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