¡Bingo!
¿No ha tenido nunca la sensación de que había un individuo-a en su empresa mucho más tonto que usted pero que tenía la habilidad de brillar por saber utilizar la palabrería adecuada?, ¿no se ha sentido completamente torpe y ha rumiado su resentimiento?, ¿no le ha pasado que ha intentado adoptar las expresiones de moda de su profesión, muchas de ellas en inglés, pero se siente ridículo porque carece de la naturalidad necesaria para llenar su discurso con los términos que utilizan las personas que están a la última? No se preocupe, amigo, somos muchos los idiotas como usted, muchos los que nos pasamos la vida soportando el lenguaje infectado de pedagogos, psicólogos, galeristas, directivos de televisión, diseñadores, publicistas. Todas las profesiones, incluida la mía, tienen un fondo de armario de palabrillas especializadas, que normalmente no quieren decir nada, que se podrían sustituir por palabras corrientes, pero que se utilizan para demostrar que se tiene una solvencia profesional. Target, gap, briefing, tormenta de ideas, sinergia, mestizaje, diversidad, posicionarse, son términos sin los cuales un publicitario, un directivo de televisión o un político no sabría dar un paso. Pero al fin tenemos un pequeño consuelo los del cuartel de los tontos, aquellos que decimos share cuando ya lo han dicho hasta los parvulitos. Ese consuelo se llama Bullshit (mierda de toro). Bullshit es el término que mejor define en inglés toda esa palabrería seudoespecializada que hincha un discurso. Ha habido un genio que, aburrido de escuchar siempre las mismas tonterías en sus reuniones de empresa, se ha inventado un juego, el Bullshit Bingo, que tiene ya cientos de páginas en Internet y al que puede jugar usted mañana mismo. Es simple. Tiene que hacerse una lista con todas las palabras que a buen seguro surgirán en la próxima reunión de su empresa, las sitúa en una cuadrícula, y va tachando según van surgiendo; cuando tache la última, tiene que gritar: "¡Bingo!". Por supuesto, es mucho más entretenido jugar con alguien. Dicen muchos jugadores que en las reuniones donde la gente juega al Bullshit todo el mundo está mucho más atento a lo que se dice. Y no sólo en el trabajo, también se puede jugar escuchando el telediario o en la reunión de padres del colegio (ése es un sitio perfecto). Hay testimonios de gente que dice que es mejor que el Lexatín o las vaquitas antistress.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.