_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Multas injustificadas

La Administración es una instancia casi siempre oscura que hace de pantalla al ciudadano ante el poder. Todo a cuenta de una multa de aparcamiento. El caso es que me entero por el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid de que a mi coche le han puesto varias multas de aparcamiento, cuyas notificaciones jamás me llegaron, y que ya está en marcha el procedimiento sancionador por no haberlas atendido.

El propio epígrafe del boletín citado indica al principio que se trata de casos en los que no se ha podido entregar las notificaciones. Civilizadamente, presento recurso diciendo que, evidentemente, jamás las he recibido y que, por tanto, me las envíen y que procederé a pagar las que corresponda, pero no las que sean injustas.

Esto último es lo común, pues suelen multarme unas dos veces al mes por aparcar en el barrio en el que tengo autorización para ello. (Yo tampoco lo entiendo).

A mi recurso contestan con un requerimiento marcando con una cruz en la casilla que indica que no pueden tramitarlo porque no adjunto fotocopia de las notificaciones recibidas y que, por tanto, las adjunte. Me sentí imbécil del todo.

¿Cómo puedo entregar fotocopia de algo que precisamente indico en mi recurso que no poseo y que demando me envíen, sobre todo cuando el no haberme podido entregar las notificaciones es la causa de la publicación en el Boletín de la Comunidad y del inicio del expediente sancionador?

En definitiva, de un golpe, la Administración, gracias a algún extraño comportamiento de la corteza cerebral de un funcionario demasiado ocupado en hacer el crucigrama e ir a tomar café, consigue evitarme y que no pueda acceder a mil multas de aparcamiento, cosa que no perdono.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Es que recibo tantas, y todas injustas -siempre me acaban contestando que tengo derecho a aparcar donde lo hago-, que le he tomado cariño a recibir alguna de vez en cuando, ganarle recursos a mi Ayuntamiento y sentirme ciudadano como Dios -o el alcalde- manda. Hasta me emociono, lo juro. Eso sí, yo he vuelto a recurrir, que los vicios no es tan fácil dejarlos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_