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La presión urbanística sitúa el precio de la tierra como el segundo más caro del país

La presión urbanística de una autonomía como la valenciana donde la construcción tira cada vez con más fuerza de la economía se refleja también en el sector agrario. Más concretamente en el precio de la tierra, que el año pasado se situó como el segundo más caro de España, sólo por detrás de Canarias, según los datos de la encuesta sobre precios de la tierra que elabora anualmente el Ministerio de Agricultura.

A la vista de los datos, la Unió de Llauradors denunció a través de una nota una situación que se produce en un contexto casi generalizado de falta de rentabilidad de la actividad agraria. La organización explica que el precio medio de la hectárea en la Comunidad Valenciana se situó el año pasado en 25.621 euros, 2.000 euros más que un año antes, lo que implica un crecimiento del 8,5% en doce meses.

Por delante de la Comunidad Valenciana sólo se sitúa Canarias, donde la limitación de tierra no sólo supone que el precio que se pague por cada hectárea sea el más elevado de España y a mucha diferencia de las demás autonomías (67.124 euros) sino que conlleva también el mayor encarecimiento en el último año estudiado (19%). El encarecimiento del precio de la tierra en la Comunidad Valenciana es el quinto mayor de España en 2004.

La Unió de Llauradors defendió que "no es lógico" que se llegue a los precios actuales "con la falta de rentabilidad existente en el sector que hace abandonar la actividad agraria a numerosos agricultores cada año". El secretario general de la organización, Joan Brusca, defendió que la tierra se ha convertido ya en un "fondo patrimonial y de inversión que en un factor de producción agraria". Brusca se mostró convencido de que las fuertes inversiones realizadas para comprar tierra han sido realizadas por personas "que muy poco tienen que ver con ese trabajo agrario diario".

El dirigente agrario valenciano denunció que el encarecimiento del precio de la tierra "dificulta el acceso a la compra de la misma por parte de los agricultores profesionales que desean continuar con la actividad agraria y ampliar su explotación". Brusca recordó que es preciso ampliar las explotaciones si se quiere ser competitivo y criticó la "indiferencia de la Administración autonómica" ante la situación. La Unió considera que las medidas tomadas en los últimos años desde la Consejería de Agricultura "no han dado una mayor transparencia" al mercado de la tierra "porque el precio crece cada vez más".

El informe de precios del Ministerio de Agricultura, de hecho, muestra cómo en 1983 la hectárea de tierra valenciana tenía un precio medio de 8.609 euros. Diez años después la cifra había crecido hasta los 10.172 euros por hectárea.

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