Bebo Valdés actúa junto a su hijo Chucho en un recital 'a cuatro manos'
La cita de ambos pianistas en Estepona es la única en Andalucía
Un enfrentamiento musical con formato de fiesta familiar. Será en Estepona (Málaga), donde esta noche los célebres pianistas cubanos Bebo y Chucho Valdés aunarán su pasión común por el teclado, y tocarán en un cara a cara por primera vez juntos en la comunidad. A sus 86 años, Bebo retomará en el envite clásicos de la música caribeña y del blues junto a su hijo Chucho, que atesora ya cuatro premios Grammy.
La fiesta promete ser sonada porque coincide con la víspera del cumpleaños de ambos pianistas. Chucho Valdés estrenará 65 primaveras sobre el escenario y mientras dialogará con su padre, que cumple 87, arropados por el público de la Costa del Sol. "Es lindo y espero volver. Que el concierto a cuatro manos se repita", suplicaba ayer Chucho tras llegar de una gira por Chile y Argentina junto al pianista Michel Legrand.
El concierto será simple y dos pianos ocuparán todo el escenario, sin acompañamiento alguno. La voz de Mayra Valdés, que les escoltó en la gira del año pasado, no estará y el familiar enfrentamiento será más patente aún. Bebo Valdés, después de protagonizar Calle 54 y El milagro de Candeal y triunfar con el álbum Lágrimas Negras, paladea cada concierto con agradecimiento infinito. "Sólo le pido a Dios que no me postre en una cama", decía este pasado verano. El veterano artista actuó solo recientemente en el Teatro Cervantes de Málaga, pero de la complicidad que surja entre ambos en el Palacio de Congresos de Estepona dependerá el resultado, porque la técnica y la elegancia parecen estar aseguradas.
El grueso del repertorio a cuatro manos lo pondrán canciones tradicionales caribeñas como El cumbachero de Rafael Hernández y Comparsa de Ernesto Lecrona. Además, sonarán melodías afroamericanas y clásicos del blues que tanto apasiona a ambos artistas. Lady be good y Boogie boogie, pero también cubanas como Alguien me ama y El manisero.
Desde la revolución castrista, Bebo vivió en Suecia, donde se casó y actuaba regularmente, pero desde el anonimato. El redescubrimiento del ya octogenario pianista se produjo gracias al saxofonista Paquito de Rivera. A partir de ahí el encuentro entre padre e hijo fue magnificado por Fernando Trueba en su película Calle 54. Y sigue tan activo como antaño. La pasada primavera sacó al mercado su último disco de canciones cubanas tocadas al piano, titulado Bebo.
Por su parte, Chucho logró ser junto a su grupo cubano Irakere, ser los primeros en fichar por una multinacional norteamericana, y la consecuencia han sido cuatro premios Grammy. Actualmente es toda una institución en el jazz y en la música afrocubana, y se pasa el año de gira entre distintos continentes. Ha experimentado musicalmente en todos los campos: jazz, música afrocubana, e incluso música clásica. En su disco Fantasía cubana interpreta a su manera a clásicos como Chopin, Debussy o Ravel.
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