Travesura
Se comporta como un niño rebelde y sus exposiciones se alejan cada vez más de cualquier ortodoxia artística. Busca e investiga los más diversos casos que le permitan ofrecer innovaciones plásticas. Parte de la fotografía pero es difícil saber donde puede terminar. Cada una de sus exposiciones ofrece matices distintos de la anterior. Parece jugar con el complicado binomio travesura y provocación. Unos aplauden sus resultados y no pocos le acusan de estar perdido en un caos intelectual estéril. Un ejemplo de esta actividad fotográfico-artística la tenemos ahora en la sala de cultura Ignacio Aldecoa, en el centro de Vitoria. Su autor es Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955).
Se trata de un trabajo titulado Pin Zhuang. La esencia del mismo surge de un conflicto militar y diplomático entre China y EEUU. Estaba arrancando el siglo cuando un caza chino colisionó con un avión espía norteamericano y le obligo a realizar un aterrizaje de emergencia. En territorio chino el avión es confiscado y la tripulación devuelta a su país. Los americanos insisten en reclamar el avión y los chinos lo devuelven completamente despiezado, después de haber descubierto los secretos que encerraba.
Este desmontaje (Pin Zhuang en chino) provoca la reflexión de nuestro autor y encuentra en ello motivo de una experiencia estética. Defensor de la fotografía como construcción humana y por tanto una ficción encuentra en maquetas de aviones y paisajes resueltos por ordenador la materia prima donde plasmar su idea sobre el "desmontaje". Su obra esta compuesta de fotografías de estas maquetas montadas de manera aleatoria y ubicadas sobre un espacio aéreo con algunas nubes. Esquemas de las maquetas, o incluso algunas esculturas en aluminio referidas al mismo tema. Un conjunto de ingenios cargados de simbolismo. Un arma de guerra la ha convertido en algo inofensivo. La amenaza potencial se ha cargado de ironía y pinceladas líricas. Con ello dice el autor querer enfatizar un gesto desde la experiencia de la libertad hacia el horizonte de la paz.
Se trata de un trabajo donde la idea y el pensamiento sobrevuela la estética y la materialización de la obra. Un matiz que concuerda con un autor muy prolífico en sus reflexiones sobre el concepto fotográfico. Una respuesta consecuente de alguien capaz de revisar críticamente sus precedentes icónicos. De afirmar con rotundidad la ficción de la fotografía, por ser una construcción humana, incluidas las que usamos como documento de identidad por haberse establecido una convención de lectura sobre ellas. Una exposición interesante para comprender a quienes desean refundar la fotografía afectada por nuevas tecnologías y criterios conceptuales y estéticos.
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