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Columna
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Cervantes

La última Guía del visitante de la Obra Social de la Caja San Fernando es más extensa que otras y está dedicada a Cervantes y Sevilla. Todo lo que hay en ella es bueno: los textos de Juan Lamillar y Maribel Cruzado, el diseño y la maquetación de Pepa Robles y las fotografías de Claudio del Campo. Tal como dijeron los autores, no es un trabajo erudito, pero, a pesar de estar encerrado en 80 páginas, encierra una mirada profunda y sensible muy grata y muy útil para conocer o recordar lo que, por formar parte de la historia de la ciudad en la que habitamos, frecuentemente damos por sabido con precipitación y abandono.

Lamillar describe la Sevilla que conoció Cervantes cuando tenía 40 años, datos y dudas y enigmas, imaginaciones y errores que nos han llegado sobre su estancia en la ciudad; las circunstancias y las obras que pensó escribir o escribió aquí, con detalladas descripciones de la cárcel; amigos y conocidos del escritor; el soneto que leyó en la catedral frente al túmulo de Felipe II, y citas muy escogidas de Cervantes, sobre Cervantes y sobre la Sevilla de aquel tiempo. Después sugiere un itinerario cervantino por los lugares por los que pasó, según constancia escrita, y otro "recorrido literario" siguiendo las referencias de sus escritos y mencionados en numerosos azulejos muy hermosos.

Maribel Cruzado, que colabora desde hace tiempo en la edición de estas guías, escribe una introducción a la pintura sevillana del siglo XVI y ofrece un recorrido por diversos lugares donde se conservan cuadros de autores de la época que pudo ver Cervantes. También es interesante su aportación sobre la música andaluza del Renacimiento que incluye una "sugerencia musical para acompañar el recorrido cervantino". Termina con unas bellas palabras de Sancho: "Señora, donde hay música no puede haber cosa mala" (El Quijote, 11,34)

Hacer bien las cosas pequeñas es tan difícil como hacerlo con las grandes; la única diferencia que puede haber es que exija menos tiempo, pero no siempre es así. Cuando se trata de una guía cultural para visitantes, un buen nivel de exigencia es un placer.

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