_
_
_
_
Reportaje:

Las amenazas del mayor país islámico

El terrorismo y la subida del petróleo se alían contra el moderado Yudhoyono

Los hados parecen haberse confabulado contra este archipiélago de 17.000 islas para impedirle vivir en paz. Del tsunami, al nuevo atentado de Bali, pasando por las marchas de protesta contra la subida -el 1 de octubre- en un 127% del precio de la gasolina, el moderado Susilo Bambang Yudhoyono no ha tenido un momento de respiro desde que se convirtió, en septiembre de 2004, en el primer presidente electo por sufragio universal de Indonesia.

La matanza de Bali no pudo llegar en un momento peor, cuando se teme que la brutal subida del precio de los derivados del petróleo inflame los ánimos de los 230 millones de indonesios, que sufren desde 1997 la crisis económica desatada por el desplome de las monedas asiáticas y el colapso de la dictadura de Suharto. La corajuda decisión de Yudhoyono de poner fecha límite -enero de 2008- a todos los subsidios de que se benefician las gasolinas amenaza con pasarle factura. El sábado, primer día de la subida de precios, hubo protestas en diversas ciudades y la sensación de debilidad que se desprende de este nuevo ataque de Bali puede complicar más la situación conforme la reducción de los subsidios comience a menguar la capacidad de compra de los ciudadanos.

Más información
Indonesia afirma que terroristas suicidas causaron las explosiones de la isla de Bali

Además, la aparición el mes pasado en Indonesia de la gripe aviar también coloca al país en la cuerda floja frente a una eventual pandemia que según la ONU puede causar entre 5 y 150 millones de muertos en Asia.

La ministra de Planificación Nacional Sri Mulyani Indrawati reconoció ayer en Kuala Lumpur, donde asistía al Foro Económico del Mundo Islámico, que el ataque terrorista podía costar a la economía indonesia hasta medio punto.

El crecimiento previsto para 2005 es del 6%. Pero los atentados de Bali, sobre todo, han supuesto un duro golpe político para el moderado Yudhoyono, empeñado en pacificar este caleidoscopio de cientos de razas, lenguas (unas 400) y culturas que es Indonesia.

Tras la detención de los cabecillas de la Yemaa Islamiya, la organización considerada el brazo armado de Al Qaeda en el sureste asiático, y el acuerdo de paz alcanzado en agosto con el Movimiento para la Liberación de Aceh, lo que menos esperaba Yakarta era el resurgir del terrorismo islamista.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_