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BALONCESTO | ACB

Rigaudeau dice adiós tras perder el "placer" por el juego

Juan Morenilla

Por algo a Antoine Rigaudeau (Cholet, Francia, 17 de diciembre de 1971) le llamaban Le Roi, el rey. Por su capacidad para controlarlo todo en la pista, su inteligencia, su liderazgo ejercido durante 17 temporadas como profesional. El escolta francés anunció el viernes su retirada del baloncesto y cerró una carrera repleta de logros: campeón de las Ligas francesa e italiana, doble vencedor de la Euroliga con el Kinder de Bolonia, plata olímpica en Sidney y bronce en el pasado Europeo de Serbia con Francia, ex jugador de la NBA con Dallas Mavericks... Hasta que, tras el Campeonato de Europa, Rigaudeau perdió la pasión por el juego. "No quiero hacer mi trabajo sin voluntad ni placer. Para mí se ha convertido en algo muy duro, física y mentalmente. Es algo en lo que pensaba cada mañana al levantarme", explicó el jugador. "Ahora quiero iniciar una etapa de mi vida con otros proyectos personales", añadió.

El adiós de Le Roi ha acumulado los elogios tras una brillante trayectoria. Todo empezó por imitar a su hermano, cinco años mayor. Ambos acudieron de niños a inscribirse en el club de fútbol de su ciudad, pero no quedaban plazas. Semanas después, a 200 metros de la casa familiar, se inauguró la escuela de baloncesto de Cholet, a la que acudieron los dos. Antoine tenía siete años cuando se enamoró de la canasta. Luego creció hasta 15 centímetros en un mismo curso, subió al primer equipo, fue nombrado cinco años mejor jugador de la Liga francesa y coincidió en el Kinder, italiano, con Savic y Danilovic. Desde 1990 ha sido internacional, y en 2003 llegó como agente libre a la NBA. Su registro abarcaba un gran lanzamiento y polivalencia para jugar en cualquier posición exterior, pero en Dallas sólo promedió 1,5 puntos por partido en media temporada.

Reclamación del Pamesa

En su última parada, en el Pamesa, ha vivido más sombras que luces. Las lesiones y el polvorín en que se convirtió la entidad en los dos últimos años afectaron a su rendimiento. Ahora, el club valenciano le exige 600.000 euros por rescindir unilateralmente su vinculación, tal como figuraba en una cláusula en su contrato, y estudia tomar medidas legales contra el francés. El Pamesa le renovó hace un año hasta junio de 2006 a cambio de permitirle ser operado de una grave lesión de tobillo y de reducir su ficha a la mitad. Rigaudeau, sin embargo, asegura que no encuentra razones "para pagar nada". "Es difícil forzar a un jugador que no tiene ganas a que siga vinculado a un club", asegura. El Pamesa rechazó una oferta de 250.000 euros del Akasvayu por Rigaudeau hace varias semanas. El técnico del conjunto valenciano, Ricard Casas, contaba con él como base titular, pero el francés demoró tanto su continuidad o no en el club que Casas le acusó de "falta de compromiso". "Nos ha hecho mucho daño", añade el director general, Víctor Sendra. Aún así, Le Roi se marcha sin que nadie pueda discutirle su apodo.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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