"A club de Primera, ciudad de primera"
"Ya no necesito un DVD o hablar de las dos universidades para vender a las multinacionales nuestras excelencias", explica el alcalde getafense
Encantada de la vida, Rocío luce palmito apretujando una carpeta azul de vuelta del colegio. "Cómo iba a llevarla de otro color?", se hace la indignada con el archivador repleto de fotos de futbolistas del Getafe. "No serán tan guapos como Beckham, pero... ¡son del Geta!", exclama.
Posada y dormitorio durante 400 años de los viajeros que iban y venían de Madrid a Toledo, la ciudad de Getafe vive una luna de miel hipnotizada por su equipo. "Pero no sólo sus 200.000 habitantes. Sus éxitos refuerzan la autoestima de la zona sur de Madrid", reivindica Pedro Castro, alcalde desde 1983 de la Capital del Sur. Gran potencia en ciernes en tecnología aeronáutica, se pobló en los años 60 y 70 de inmigrantes andaluces, extremeños y castellanos. "Trabajadores que construyen los Airbus 380 y los Eurofighter y que han hallado en el cuadro de Schuster las señas de identidad que les faltaban; gentes humildes que, de repente, han entrado en el edificio de los ricos", les piropea Castro.
Currantes como Claudio Neila, ya jubilado y que se tiró 45 años revisando y manteniendo los aviones de CASA. "Ya era hora de que nos televisaran un partido en abierto, pero haré como siempre y acudiré al Coliseum", afirma para beneplácito de sus contertulios, Gregorio García y Miguel Ángel Velázquez. Como otros muchos veteranos de la vida, ellos han cambiado las charlas en el bar por los campos de entrenamiento. "Aquí, no. Las partidas de dominó las echamos en otros lados", dejan claro, orgullosos de que el Getafe luzca el mismo patrocinador, PSG, que Fernando Alonso, campeón mundial de la fórmula 1. "¿Sabe el caché que supone eso?", pregunta Gregorio. "Antes residía en Móstoles y el fútbol me daba lo mismo. Pero desde que me vine aquí...", trata Miguel Ángel de justificarse. "El fútbol mueve montañas", observa Juan Villalba, dueño del bar Libra, sede de la peña El Botellín, "aunque sea una euforia ficticia".
Explicaciones aparte, el segundo puesto liguero es mejor que una campaña de márketing. "Antes, cuando iba a París y Hamburgo a vender las excelencias de Getafe, tenía que llevar un DVD, decir que tenemos dos universidades, todo con tal de demostrar que sus científicos no trabajarían en un desierto. Ahora sobran los comentarios. Las multinacionales entienden que, si tiene un club de Primera, la ciudad es de primera. El Getafe proyecta la ciudad por todo el mundo", esboza Castro.
Por eso, agradecido por el apoyo a la causa, al regidor le satisface que el club haya firmado "por fin" un acuerdo con Telemadrid, que la temporada pasada retransmitió siete partidos del Madrid y seis del Atlético. ¿Del Getafe? Ninguno. "Pagamos los impuestos igual que el resto", expuso el presidente del club, Ángel Torres.
"Muy bien dicho, aunque sea a las tantas de la noche", le defiende Neila, socio número 94 -ya son casi 13.000- y que, como lateral, defendió entre 1967 y 1970 sus colores. "Tendré que tomarme un cafelito. Si no, se me bajarán las persianas", ironiza Schuster. Ha congeniado con los hinchas. "¡Ése es mi Schuster, el que cambia a un defensa por un delantero! ¡Olé tus cojones!", le grita una señora. "¡A la Copa de la UEFA! ¡No! ¡A la Champions!", canturrean dos de los 750 muchachos que se entrenan en la escuela de fútbol, a un campo de distancia de sus ídolos.
Afición que los mayores continúan en la alcoba. "Sí que hay clientas que preguntan por conjuntitos azulados", reconocen en las tiendas de lencería. La pasión, por contra, no se comparte con las mascotas. "Tenemos perros y gatos llamados Kiko, Raúl, Davids, Ronaldo, pero aún no hay un Pachón, y eso que es una raza canina", enumeran en la clínica veterinaria Dobermann.
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