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El Instituto Andaluz de la Mujer crea un código de autorregulación para evitar la publicidad sexista

En muchos anuncios, el papel que juega la mujer está claro: objetos sexuales, cuerpos perfectos, madres amantísimas o perfectas amas de casa. No importa el producto anunciado. Alimentos, desodorantes, productos de limpieza, telefonía, coches...

Para evitar la proliferación de unos mensajes sexistas que marcan férreamente los roles de hombres y mujeres -normalmente en detrimento de ellas- el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) hizo público ayer un decálogo de autorregulación para difundirlo entre las empresas de publicidad.

Soledad Ruiz, directora del IAM, explicó que con este código se pretende concienciar a las empresas acerca del sexismo en publicidad. "Creemos que les falta una formación previa", dijo Ruiz. El código será enviado a todas las empresas publicitarias, tanto andaluzas como internacionales, incluyendo a las que fueron denunciadas en el Observatorio Andaluz de la Publicidad no Sexista, creado en junio de 2003.

Desde que en 1998 el IAM comenzó a trabajar en el campo del sexismo publicitario, ha recibido 292 quejas, incluyendo las 101 presentadas hasta junio de este año ante el Observatorio -frente a las 49 que recibieron durante el mismo periodo de 2004-. Estas cifras suponen para Soledad Ruiz que la población se está "sensibilizando" con el tema.

Según el informe del Observatorio, que también se presentó ayer, el perfil medio de los denunciantes es el de una mujer (88,9%), de entre 25 y 45 años (50,7%), que viven en ambientes urbanos y poseen estudios medios o superiores. La mayoría de las quejas se presentaron a título personal y, cada vez más, a través de Internet. Por provincias, las más beligerantes han sido Sevilla, con un 32,3% de las quejas presentadas; Málaga, con el 23,1%. Por debajo se encuentran Almería (3,1%) y Cádiz(11,6%).

Soledad Ruiz dijo que las mujeres que aparecen en los anuncios "siempre lo hacen solas y encerradas en casa, encargándose de las tareas del hogar, mientras que el hombre trabaja fuera, en el ámbito de lo público, y tiene las responsabilidades económicas". " La publicidad mantiene un discurso anacrónico aunque lo disfrace de una imagen innovadora y transgresora", alertó Ruiz.

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