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Crónica:FÚTBOL | Segunda jornada de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

Excelente Betis

El equipo sevillano, que remató cinco veces a los postes, gana un duelo vibrante ante el Anderlecht

El Anderlecht salió al campo con la tiza en la mano para trazar la raya: un pase largo al fornido serbio Jestrovic, que se zafó de Rivas con un hábil -y tremendo- empujón y pegó un pelotazo sin pensar desde la esquina izquierda del área bética. El balón superó a Doblas, pero tropezó con el travesaño. El Betis reaccionó de inmediato y se plantó sobre el césped con la intención de que nadie le mandara. Un balón cruzado a Oliveira, que regateó al portero del conjunto belga y chutó duro y raso, aunque algo fuera de sitio, y el balón rebotó en el palo izquierdo del marco de Proto. Cuando todo esto ya había acontecido, aún no se habían consumido ni un par de minutos de partido. Fantástica presentación, que continuó con un nudo igual de delicioso del que salió fortalecido el Betis.

ANDERLECHT 0 - BETIS 1

Anderlecht: Proto; Vanden Borre, De Man, Tihinen (Serhat, m. 80), Deschacht; Wilhelmsson, Vanderhaeghe (Baseggio, m. 85), Zetterberg, Goor; Mpenza y Jestrovic.

Betis: Doblas; Melli, Juanito, Rivas (Nano, m.72), Óscar López; Varela, Rivera, Miguel Ángel, Xisco (Fernando, m. 76); Joaquín (Assunçao, m. 90); y Oliveira.

Gol: 0-1. M. 69. Joaquín mada el balón al hueco, a la carrera de Oliveira, que bate con un disparo raso a Proto.

Árbitro: Roberto Rosetti (Italia). Amonestó a Rivas, Juanito y Varela.

Unos 25.000 espectadores en el Constant Vanden Stock de Bruselas, de los que cerca de 1.000 eran seguidores del Betis.

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De entrada, el entrenador bético, Llorenç Serra Ferrer, dejó en el banquillo a Assunçao y colocó a Joaquín en la media punta, Miguel Ángel y Rivera se ocuparon de la zona más ancha y Xisco se pegó a la cal para frenar posicionalmente la amenaza de Vanden Borre. Joaquín apareció por donde ningún belga se esperaba: a espaldas de Oliveira, como un media punta clásico. Una posición desde la que la estrella bética agitó de lo lindo al Anderlecht, cuyos pivotes y defensas eran una y otra vez arrastrados por los desmarques del internacional verdiblanco. Poco a poco, el Betis se hizo líquido, con un hermoso fluir de fútbol, inédito hasta ahora, del que hasta se le sospechaba incapaz y que bien pudo acabar en una goleada de las de enciclopedia frente a un equipo serio, organizado y con algunas individualidades notables, caso de Wilhelmsson, Zetterberg y Goor.

Pero ningún jugador del Anderlecht estuvo por encima del portero, el joven Proto, que hizo siete paradones en la primera mitad. Ni uno, ni dos, ni tres... siete. Y no paradas o despejes sencillos; todos y cada uno de ellos espléndidos: un remate de cabeza al saque de un córner de Melli que sacó de la escuadra con un dedo; otra jugada igual con cabeceo a bocajarro de Miguel Ángel que despejó al travesaño; un tiro desde la derecha de Joaquín y otro de Xisco, ambos angulados y duros; un disparo de Rivera que se envenenó tras rebotar en la espalda de Tihinen; un chutazo cruzado a saque directo de Oliveira. Un festival. Un porterazo. Además, Joaquín estrelló en la base del poste izquierdo de Proto una falta directa.

A pesar de todo lo narrado, el Anderlecht estuvo en el partido y, aún en la primera mitad, llegó en un par de ocasiones gracias a las ganas de Wilhelmsson, que se hartó de dar grandes pases al interior del área que ni Jestrovic ni Mpenza supieron traducir en gol.

Pero los belgas esperaron al comienzo de la segunda mitad para pegar el achuchón. Y vaya si lo pegaron. Con más decisión que calidad, aunque tampoco faltos de la misma, los futbolistas del Anderlecht dejaron de esperar tras la línea del centro del campo y empezaron a acogotar la salida del balón El Betis sufrió y Doblas tuvo que evitar al menos dos goles que parecían hechos. Pero entonces llegó el contraataque perfecto. De esos que se imaginan gol desde que se ve la mirada de refilón entre el que va pasar al hueco y el que se va a colar por éste para marcar. Joaquín aguantó hasta el límite de los nervios de Oliveira y del fuera de juego, tocó suave, con escuadra y cartabón, y el brasileño trotó con la cabeza alta y encontró el único sitio en el que no estaba Proto. Un gol hermoso, para un partido bello y competido que ganó el Betis el día que encontró su esencia. Con un extraño dibujo táctico y algunos jugadores reconvertidos, el grupo de Serra Ferrer firmó su mejor jornada del curso. Precisamente cuando más lo necesitaba tras su derrota de la primera jornada en Sevilla ante el Liverpool. De Bruselas salió vivo, muy vivo.

Oliveira besa el escudo de su camiseta tras marcar el gol.
Oliveira besa el escudo de su camiseta tras marcar el gol.ASSOCIATED PRESS

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