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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Sin pelos en la lengua

La fiesta mayor de Tarragona tiene una guinda que cada año el pueblo espera con impaciencia. Se trata del ball parlat 'Dames i Vells', una especie de sainete que se ha representado por la calle estos días pasados de Santa Tecla y que tiene atemorizados a buena parte de políticos locales. ¿Por qué? Pues porque salen más bien maltrechos del percance. Por eso son pocos los que se acercan a ver el espectáculo. El resto prefiere ignorarlo.

A las diez de la mañana del día de Santa Tecla la Rambla está tan desierta que puedo oír como suena un móvil desde unos treinta metros, algo impensable en cualquier otro momento. El suelo está recién regado, aunque aún se intuye el hedor a cerveza de la noche anterior. Es difícil resistir la tentación de no asomarse al balcón del Mediterráneo, emblema de la ciudad que atrae a todo tipo de gente, incluso a los que están hartos de este mundo y se echan abajo, que de vez en cuando pasa. Pero hoy es día de fiesta y mejor pensar en el jolgorio. Me encamino, pues, a la plaza de les Cols, justo debajo de las escalinatas de la catedral, otro emblema de la ciudad. Atravieso Tarragona, que continúa desierta, pero en el momento de entrar en la calle Major la cosa cambia, y son muchos los que van en mi misma dirección. En la esquina con la calle de l'Abat se están zampando un desayuno como Dios manda. Veo mucha gente disfrazada y muchos con instrumentos de percusión. En las escalinatas de la catedral ya no cabe ni una aguja. Como faltan diez minutos me voy directamente a la plaza de les Dames i Vells, un pequeño reducto de paz y tranquilidad en medio del casco viejo de Tarragona. Quizá el grupo Dames i Vells sea para el Ayuntamiento como un grano en el culo, pero -todo hay que decirlo- hace unos años les dedicó esta plaza y cedió al grupo teatral Trono Villegas -alma de Dames i Vells- un local que ellos han convertido en un teatro de pequeño formato. Funciona los fines de semana y alberga a 50 espectadores. Todo un lujo. Allí encuentro a los actores y músicos acabando de retocar el maquillaje, el vestido que no entra o las prótesis de pecho que convertirán a alguno de estos mozos -porque todos son hombres- en mujerzuelas de lengua viperina y modales barriobajeros. Oriol Grau coordina este galimatías, pero cada uno pone su salsa y su desparpajo.

'Dames i Vells' es un 'ball parlat' que se celebra en Tarragona para poner a caldo a las autoridades políticas, religiosas y militares

La tradición de Dames i Vells en Tarragona se remonta a la edad Media y se supone una relación con este tipo de balls de mal casats de Valencia. En época franquista se dejó de representar, pero ahora se cumplen 25 años de su recuperación. Fue un grupo de sardanistas que, alentados por el Ayuntamiento, entonces socialista, decidió desempolvar este ball parlat. Pronto tomaron el relevo los de Trono, afilando la lengua sin manías. Lo que se representa es muy simple y sólo sirve de excusa para meterse con todo y con todos: cuatro damas más bien andrajosas pero sin pelos en la lengua se las tienen con sus maridos más bien calzazas. El cura, el alcalde y el guardia civil salen para poner orden y que todo siga en su sitio. El texto está escrito en verso y salvo algunos gags que se repiten, como que en Reus viven salvajes, se renueva cada año. Las primeras representaciones se iniciaban delante del antiguo Ayuntamiento y siempre asistían las primeras autoridades tarraconenses, que tragaban lo que fuese. Pero la cosa ha cambiado y ahora prefieren ignorar los rapapolvos que aguantar mecha con cara de póquer. Aquí no se salva nadie y todos los poderes fácticos reciben lo suyo.

Sentada en el suelo, al final de la escalinata, escucho y contemplo las barbaridades que, acompañadas de una pequeña orquestra de violines, flautas y percusión, van hilvanando esas damas y viejos casposos vestidos del siglo XVIII. La gente se troncha de risa y cuando sale a relucir algo contra el alcalde o se oye algún comentario pasado de rosca contra el clero los aplausos no se hacen esperar. También hay algún murmullo como queriendo decir: "éstos se han pasado", pero todos saben que Dames i Vells se aleja de lo políticamente correcto, y quien no quiera oír que no vaya a verlos.

Aquí se habla de la pornografía infantil en Internet, de los pisos de 30 metros cuadrados, del vodevil del Estatuto, de las tertulias de la COPE, de los reality shows, de que Tarragona se ha convertido en la ciudad del pelotazo.... Y cuando toca el turno al alcalde se le echa en cara el inexistente Teatre Tarragona, la otra inexistente nueva fachada marítima, el aparcamiento de Jaime I, el Pla Integral, el asunto de Terres Cabades, las comisiones... Aparece la consejera Tura intentando poner orden a tanto jaleo, pero difícil lo tiene. Los diálogos en verso facilitan la digestión de tanto descalabro. Aquí el sexo, la religión y las funciones fisiológicas dejan de ser tabú. Lo que todos tenemos en la cabeza y no nos atrevemos a confesar, Dames i Vells lo sueltan en medio de la calle. Y a todos les parece perfecto.

Este año, con motivo del 25 aniversario han montado un musical que mantiene el mismo espíritu burlón que Dames i Vells y que se ha representado en la sala Trono estas fiestas de Santa Tecla. Ahora ya están pensando en el año próximo, aunque el texto siempre lo dicta lo que dé de sí todo este tiempo. ¡Larga vida a estos viejos verdes que ponen a caldo el sistema!

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