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"Siete', no Sete"

Rossi ironiza sobre su rival español tras su nuevo éxito

Oriol Puigdemont

A Valentino Rossi, heptacampeón del mundo, le van quedando pocas formas de celebrar sus triunfos. Rossi, infalible en la pista, siempre sonriente y atrevido en el podio, se ha disfrazado de Robin Hood, de cirujano motorizado y hasta ha logrado que un compañero se transformase en inmensa gallina para rendir homenaje en pleno circuito a cada uno de sus siete títulos mundiales. Ayer, cuando logró su quinto campeonato mundial en la máxima categoría, lo tenía todo preparado: se llevó hasta Sepang, en Malaisia, a siete amigos de Tavullia, su pueblo natal, los disfrazó de los siete enanitos y logró que un octavo, el más atrevido, se vistiese de Blancanieves. Todo un cuento protagonizado por Rossi que posaba sonriente delante de sus siete enanitos: "Es un día grandioso", dijo.

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"Soy campeón del mundo por séptima vez. El año pasado fue una gran sorpresa para todos, pero ahora todos los pilotos y los demás equipos querían batirme, y hemos ganado otra vez", explicó. "Ha sido un año magnífico donde hemos tenido algunos problemas en las dos últimas carerras, pero en Sepang ha sido grandioso".

En el día en el que Rossi se acercó un poco más a los grandes, en la jornada en la que Rossi empató con los británicos Phil Read y John Surtees a siete títulos, Il Dottore no estaba contento. No había ganado. "Confieso que he tratado de ganarle [a Loris Capirossi, el vencedor], pero Loris ha estado muy fuerte y más rápido en algunas áreas comparado conmigo y al final se ha ido y ha ganado", dijo el piloto italiano, que disputó su primer gran premio precisamente en Malaisia, hace nueve años, cuando se impuso en la categoría de 125cc. "Además", explicó Rossi, "tenía algunos problemas con mis neumáticos y no quería que se repitieran los errores de Motegi de la pasada semana. Está bien así y estoy muy contento", señaló, contento al ver a dos pilotos de Yamaha en el podio. "Hice una carrera inteligente para aprovechar los errores de los otros pilotos", resumió. Rossi domina la máxima cilindrada del Mundial de motoclismo al detalle. Nada escapa a su dominio. Ni siquiera las ruedas de prensa. Ayer, en la hora de las celebraciones, pasado el trámite del podio, Rossi recordó a Sete Gibernau, el piloto español de Honda, en tiempos su amigo y compañero de fiestas en Ibiza, desde hace tres temporadas su máximo rival: "Siete, no Sete", ironizó el piloto de Yamaha, aprovechándose de las similitudes entre el número siete en italiano y el nombre de su rival.

Sete, un piloto de explosión tardía, perseguido por la mala suerte esta campaña, -en la que dejó escapar varias victorias en la última vuelta y se llegó a quedar sin gasolina cuando luchaba por el primer puesto- se lamentaba mientras tanto, nuevamente fuera de carrera por una caída: "Siento muchísimo no haber acabado otra carrera. Una vez más no hemos conseguido rematar el domingo", comentó el catalán, que se ha caído cinco veces esta temporada.

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