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Reportaje:

Treintañero en crisis

Microsoft modifica su estructura en la celebración de su 30 cumpleaños

Patricia Fernández de Lis

Microsoft reunió, el pasado viernes, a 16.000 empleados para celebrar su 30 cumpleaños, en su sede de Seattle. La fiesta coincidió con el anuncio de una de las mayores reestructuraciones que ha realizado la compañía desde su creación. Y es que, en sólo 30 años, Microsoft ha pasado de tener dos empleados (Bill Gates y Paul Allen) a casi 60.000, y de facturar 15.000 dólares a rondar los 40.000 millones. Microsoft, que ha pasado de pyme a gigante en menos de tres décadas, está inmersa en una crisis, si tomamos una de las definiciones que le atribuye el diccionario: "Momento decisivo de un negocio".

Microsoft estaba, hasta esta semana, estructurada en siete divisiones de negocio. El responsable de cada una de ellas lo era, a su vez, de la misma división en cada uno de los 80 países donde opera la compañía, e informaba directamente al presidente, Steve Ballmer. Dentro de cada división había, además escalones y subdivisiones, lo que complicaba el organigrama y convertía la toma de decisiones, finalmente, en un proceso largo y complejo, tal y como ocurre en cualquier gran corporación.

Microsoft debía reducir la burocracia si quería competir con empresas que, como Google, tienen una décima parte de su tamaño

El problema de Microsoft es que es, efectivamente, una gran corporación, pero debe competir con empresas e iniciativas mucho más pequeñas y ágiles. Linux compite con Windows. El software empresarial bajo demanda de compañías como Salesforce.com compite con sus aplicaciones para empresas. Y Google compite, a estas alturas, con todos los productos de consumo de Microsoft, salvo su consola de videojuegos. Microsoft debe hacer frente a todo ello, además, bajo la mirada de las autoridades de defensa de la competencia de EE UU y la UE.

Por eso, y "con el objetivo de conseguir una mayor agilidad para la ejecución de su nueva estrategia de software y servicios" -dice la compañía en un comunicado-, Microsoft ha reducido sus siete divisiones a tres, cada una de ellas con su propio presidente. La primera se hará cargo de lo que Microsoft llama su plataforma, es decir, Windows (tanto en su versión para PC como para servidores). Ésta será la principal división, ya que supone el 60% de los ingresos. La segunda incluye las aplicaciones y los servicios para empresas. Y la tercera se hará cargo de las aplicaciones para el ocio y el hogar, lo que incluye los móviles y la consola Xbox.

Los analistas han acogido positivamente, en general, el cambio, ya que consideran que Microsoft debía aligerar su estructura si quería competir con empresas que, como en el caso de Google, tienen una décima parte de su tamaño. Otros apuntan, sin embargo, que el movimiento se queda corto: "Perdonen nuestro cinismo", dice en un informe David Bradshaw, analista de la consultora británica Ovum, "pero creemos que se necesita algo más que cambiar un par de placas en las puertas para hacer que Microsoft sea más emprendedora". El experto cree que la compañía debe cambiar su cultura empresarial, y critica, además, la decisión de no incluir el portal MSN en la división empresarial, lo que impedirá que sus aplicaciones compitan en el creciente mercado de las aplicaciones bajo demanda por la Red.

Steve Ballmer, presidente de Microsoft.
Steve Ballmer, presidente de Microsoft.SANTI BURGOS

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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