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La Universidad de Jaén busca biocombustible a partir del olivar

Ginés Donaire

Un grupo de investigación de la Universidad de Jaén, en colaboración con el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), estudia en la actualidad la obtención de biocombustible a partir de los residuos generados por la poda del olivo. Según los estudios que dirige el profesor Eulogio Castro, estos residuos, que presentan una composición en celulosa (30% de peso seco) y en hemicelulosa (23% de peso seco), pueden proporcionar hasta 55 kilos de azúcares por cada 100 kilos de residuo. Estos azúcares se pueden transformar en etanol, obteniéndose unos 28 kilos de alcohol por cada 100 kilos de poda seca, equivalentes a 35,4 litros.

Los residuos procedentes de la poda del olivar son abundantes en todas las productoras de aceituna, puesto que la poda es una operación esencial para rejuvenecer el árbol y prepararlo para la próxima cosecha. Se estima que se producen entre 1.500 y 3.500 kilos de residuo por hectárea de olivar y año, y en Andalucía existen cerca de dos millones de hectáreas de olivar.

Esta circunstancia, unida a los bajos costes de adquisición, ha llevado a los investigadores de la Universidad jiennense y del Ciemat a impulsar la búsqueda de energías alternativas, como es el caso del bioetanol, un producto de alto valor añadido que puede emplearse como combustible, en mezclas o sustituyendo a la gasolina, o como materia prima para la síntesis de otros compuestos de interés industrial.

Creación de empleo

Para el profesor Eulogio Castro, las ventajas del residuo como bioetanol son, entre otras, la mejora de las rentas agrarias al obtener un producto de alto valor añadido a partir de un residuo que, por su naturaleza, es necesario eliminar; la reducción de las emisiones incontroladas de gases de efecto invernadero (CO2) por el cese de la quema de residuos, y la creación de empleo en trabajos e industrias asociadas.

En síntesis, el proceso consiste en descomponer la celulosa y la hemicelulosa del residuo en azúcares sencillos y transformarlos en etanol por fermentación. La celulosa está compuesta por unidades de glucosa, mientras que en la hemicelulosa hay distintos azúcares, siendo el mayoritario la xilosa. "El problema está en que la mayoría de las levaduras pueden fermentar muy bien la glucosa, pero no la xilosa, por lo tanto, hemos de utilizar levaduras que sean capaces de fermentar ambos azúcares, o bien utilizar una secuencia de levaduras que puedan transformar primero la glucosa y otras que puedan fermentar la xilosa", indica el responsable de la investigación.

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Como alternativa se plantea realizar la hidrólisis y fermentación de manera simultánea. En este caso el material pretratado se somete a la acción de las enzimas y del microorganismo fermentativo (levaduras), siendo posible obtener mayores rendimientos y tasas de hidrólisis que si se realizan ambas etapas por separado.

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