Desaparecido en Moscú
Una historia digna de las novelas de espionaje se está desarrollando en Rusia. Un español, Antonio Valdés García, es el protagonista. Hijo de un niño de la guerra y ex alto ejecutivo en la petrolera Yukos, fue detenido el 10 de junio en Moscú tras avenirse a colaborar con la fiscalía rusa contra el magnate Mijaíl Jodorkovski. Valdés García, quien nació en Moscú y que tiene pasaporte ruso, fue director de Fargoil, una empresa filial de Yukos y domiciliada en Mordovia (paraíso fiscal creado en Rusia en época de Borís Yeltsin y abolido por Vladímir Putin).
El ejecutivo se perfilaba como el principal testigo de cargo en los nuevos procesos que la fiscalía ha anunciado para acabar de hundir el imperio de Jodorkovski. En agosto, Valdés García fue internado en la clínica de la Academia de Ciencias de Moscú. Tenía una conmoción cerebral, las piernas rotas y le faltaban todos los dientes, según informó la prensa a principios de mes. El español fue ingresado supuestamente el 19 de agosto como herido en un accidente de tráfico y había permanecido en una clínica de Istra, a las afueras de la capital. Medios próximos a Jodorkovski afirmaron que Valdés García fue recluido en un centro policial de Istra y que "se había caído por una ventana" durante los interrogatorios a los que le sometieron.
Valdés García, hijo de un 'niño de la guerra', se prestó a colaborar con la fiscalía rusa
Las gestiones de los diplomáticos españoles en Moscú para saber si el desaparecido está vivo o muerto, cuál es su estatus y en manos de qué organismo se encuentra han sido infructuosas, como lo fueron los intentos de prestarle asistencia jurídica. Tras la interpelación de Valdés García, Mijaíl Yúrevich, portavoz de la fiscalía, comunicó que el encargado de investigar el caso prohíbe responder a preguntas relacionadas con el paradero, situación y estado del detenido hasta que éste pase a disposición judicial. Yúrevich no indicó en manos de quién estaba el preso. En la clínica moscovita dijeron que el paciente había sido dado de alta.
Valdés García vivía en España desde hace un año y medio, relata su hermano Manuel, que reside con su madre, Gavera Seibatdálov, en un desangelado piso madrileño. Manuel muestra temor cuando se le habla de su hermano y su madre se echa a llorar. Ambos desconocen la suerte de Antonio desde que viajó a Moscú. Manuel y Antonio son hijos de José Manuel Valdés García, un niño de la guerra fallecido en 1974. "Antonio sabía que le buscaban y él mismo se puso en contacto con la fiscalía", cuenta Manuel. "La fiscalía le propuso que fuera a Rusia, pero no quiso. Tras una segunda conversación, aceptó la propuesta que le hicieron y se fue sin dar explicaciones", señala. Manuel afirma no saber cuáles fueron las motivaciones de Antonio para viajar de forma tan súbita.
¿En qué medida se decidió a colaborar con los órganos policiales rusos? ¿Qué le prometió la fiscalía? ¿Estaba protegido como testigo o figuraba como encausado? Si se le acusa de algo, ¿por qué no le han puesto un abogado? Todas estas preguntas están en el aire. Mientras tanto, Moscú trata a Valdés García como un ciudadano ruso, amparándose en el hecho de que tiene aún un pasaporte de esta nacionalidad.
Su caso pone en evidencia la fragilidad jurídica en la que están, como mínimo, varios centenares de españoles. Son los niños de la guerra y sus hijos que optaron por la nacionalidad española, aunque conservan la rusa. Para España, se trata de españoles cuyos derechos está obligada a defender. Para Rusia, se trata de rusos. Moscú ignora que tienen pasaporte español y Madrid, que tienen pasaporte ruso. Sin embargo, lo ocurrido con Valdés García obligará a plantear el tema en la visita que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, realizará a Madrid en octubre.
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