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Reportaje:

Más tráfico y menos seguridad vial

Poblaciones como Benidorm se saturan en verano con automovilistas que conducen peor que en sus localidades de origen

Hace años que la mayoría de las principales localidades costeras turísticas dejaron de ser el paraíso de paz y tranquilidad que fueron algún día. Cada vez con más intensidad, en verano el tráfico se traslada de las grandes ciudades a las playas y las zonas de ocio costero. Pero el problema no se limita a los atascos. Con las vacaciones y el calor, el nivel de incumplimiento de las normas de tráfico se dispara en estas zonas como indica un estudio elaborado por el Real Automóvil Club de Cataluña presentado.

Benidorm es un reflejo de esta situación según el informe Tráfico y seguridad en núcleos turísticos españoles, que analiza también las localidades de Torremolinos y Marbella, aunque la localidad valenciana es de las que peor nota saca en cuestiones como plazas de aparcamientos, ruido nocturno o empleo del teléfono móvil al volante. La elección de estos tres municipios no ha sido casual. Los españoles hicieron el año pasado 24,5 millones de viajes sin salir del país, de los que el 25,6% fueron en agosto y la gran mayoría -el 73,6%- en coche. La mayoría de ellos se dirigieron a Andalucía o la Comunidad Valenciana, los lugares turísticos preferidos, por este orden, según una encuesta del RACC, en la que el 77% de los consultados respondió que preferían destinos de playa y para los que el 78% la principal motivación de salir de casa en verano era el descanso.

Sin embargo, no es precisamente tranquilidad lo que encuentran los veraneantes de acuerdo con los resultados del trabajo. En Benidorm la saturación hace que los trayectos se alarguen un 19% por la mañana y un 17% por la tarde respecto a invierno debido al colapso circulatorio en las principales calles de la población, mientras que el acceso a las playas por las mañanas es un 21% más lento.

El aumento de vehículos y la congestión, que obliga a usar marchas más cortas y arrancar y frenar continuamente, provoca también un aumento de emisiones de dióxido de carbono que, en el caso de la localidad valenciana el RACC eleva hasta un 21% más que en invierno por las mañanas en el casco urbano y hasta un 30% más en los accesos a las playas. A ello se añade las altas tasas de ruidos que sufren los vecinos especialmente en las noches de verano: la media de valores recogidos a estas horas es de 70 decibelios -frente a los 55 recomendados por la Organización Mundial de la Salud-; o los problemas para aparcar derivados de las escasas 24 plazas por cada 100 metros de playa, frente a las 46 de Torremolinos o 116 en Málaga y en su mayor parte gratuitas, lo que agudiza la falta de rotación.

El estudia muestra no sólo que buena parte de veraneantes hace largos trayectos para encontrarse en el lugar de destino una calidad de vida similar -por lo negativa- a lo que están acostumbrados durante todo el año, sino un "muy alto" incumplimiento de las normas de seguridad vial, como relató ayer el portavoz del RACC Luis Puerto, superior a los índices normales en las grandes ciudades. Así, el porcentaje de personas que no llevan casco asciende al 32%, pero además un 31,5% de los conductores usan el teléfono móvil mientras conducen y el 78% de los vehículos con niños no emplea sistemas de retención infantil. Frente a este escenario, dos notas positivas en Benidorm: la presencia de reductores de velocidad y pasos de peatones subterráneos, aspectos que apenas influyen en una evaluación general netamente negativa.

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