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Victoria electoral de la izquierda noruega con un programa de solidaridad social

La alianza rojiverde liderada por el ex primer ministro Jens Stoltenberg parecía destinada anoche a gobernar Noruega en los próximos cuatro años. Con un 93% de los votos escrutados, la coalición de centro izquierda -compuesta por el Partido Laborista de Stoltenberg, la Izquierda Socialista y el Partido de Centro- lograba 88 escaños de un Parlamento de 169. El actual ministro, Kjell Magne Bondevik, y sus aliados conservadores y liberales obtuvieron 81.

"Aún no conocemos el resultado definitivo, pero lo que sí sabemos es que el Partido Laborista ha logrado un avance fantástico", exclamó anoche un prudente Stoltenberg ante sus seguidores. Según las predicciones, su formación pasará de 10 escaños a 43.

En Noruega, considerada desde 2001 como el país en el que mejor se vive del mundo, según el índice anual de calidad de vida de Naciones Unidas, la campaña electoral ha sido intensa. Mientras que Bondevik y sus aliados defendían sus éxitos económicos (basados en parte en el precio del petróleo) y ofrecían en su programa recortes de impuestos a los que más ganan, la izquierda les acusaba de traicionar las tradiciones del país y ofrecía más Estado de bienestar.

Stoltenberg, de 46 años, y que fue primer ministro de 2000 a 2001, ha sabido movilizar a los jóvenes con un mensaje de solidaridad social. Pese a la enorme riqueza del país, cimentada en los hidrocarburos, la atención de los ancianos, la salud y la educación habían sufrido recortes. Su partido, el laborista, ha dominado la vida política noruega desde el final de la II Guerra Mundial y fue el impulsor del modelo nórdico: altos impuestos y altas prestaciones sociales.

El aún primer ministro Bondevik aseguró anoche que presentará su dimisión si los resultados finales confirman la derrota de su coalición. "Si las previsiones son correctas y éstos son los resultados definitivos, habrá consecuencias", dijo.

Sobra dinero

Noruega es el tercer exportador mundial de petróleo después de Arabia Saudí y Rusia. Sus 4,6 millones de habitantes tienen por ello una de las mayores rentas per cápita del mundo. El país, desde que el precio del petróleo comenzó a subir en los años setenta, ha vivido una gran modernización y amasado un ahorro nacional descomunal, que supera los 190.000 millones de dólares. En la campaña electoral se ha comprobado que un sector del país quiere que esos extraordinarios beneficios se reflejen de forma inmediata en la vida de los noruegos; por ello, Bondevik y sus aliados de la derecha propusieron recortes en los impuestos y la creación de un fondo para las vacaciones de los pensionistas.

Los primeros datos confirmaban también el crecimiento del populista Partido del Progreso, que encabeza Carl Hagen, aunque menor de lo previsto: podría pasar de los 26 escaños de 2001 a 30. Hagen hizo del control de la inmigración su bandera electoral.

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