La ficha más larga del Estratego
Benítez, aficionado a los juegos de mesa, apuesta por Crouch, el jugador más alto de Inglaterra
Hoy la acción estará en la ribera del Guadalquivir. Pero no es eso lo que obsesiona a los ludópatas británicos. Lo que realmente tiene conmocionados a los apostantes de las Islas es el debú de Peter Crouch en casa: las apuestas oscilan entre 66/1 y 100/1 a que, al bajar al campo por el túnel de vestuarios, se golpeará la cabeza con el escudo del Liverpool pintado en el techo. El que avisa: This is Anfield.
Crouch mide 1,98 y pesa 75 kilos. Es un alambre. Pero esos centímetros que lo convierten en extraordinario han hecho vibrar a Rafa Benítez más que a los apostadores. Ocurrió en junio. Mientras los grandes clubes italianos se peleaban por Gilardino, cuando media Europa se empecinaba en arrebatarle la última perla al mercado de Brasil. Entonces Benítez se obsesionó con fichar al jugador más alto de la Liga inglesa.
A Benítez, que concibe el fútbol como un gran juego de mesa -se confiesa aficionado "al Estratego"-, le gusta mover futbolistas como si la hierba fuese un tablero de cartón pintado. En su concepción mecanicista decidió que Crouch era el hombre que le resolvería el problema que planteaba el fútbol inglés. "Debo admitir que no conocía bien esta Liga", reconoció. No sabía, dijo, que era un campeonato tan muscular. No sabía que la segunda jugada tenía tanto valor. No sabía que el juego aéreo tenía carácter capital, sobre todo, para controlar los partidos fuera de Anfield. Para solucionarlo apostó por Crouch.
"He hablado con distintos entrenadores", comentó el técnico; "y todos me han dicho que Crouch es un buen jugador. Sus compañeros dicen lo mismo. Es bueno en el aire, juega realmente bien con el balón en el suelo, y puede conservar la palota para el equipo. A veces, el año pasado, cuando jugábamos con balones largos, nos costaba mucho descolgarlos y aguantar de espaldas. Ahora, él nos dará esa opción".
Frente al Betis, hoy, Benítez ha decidido situar a Crouch en la punta del ataque. A falta de Morientes, lesionado, el entrenador madrileño ha optado por intimidar con los centímetros.
"Va a jugar Crouch", dijo ayer Juanito, el central del Betis, que mide 1,83. "Es un jugador muy alto y difícil de marcar, muy poderoso en el juego aéreo y no exento de técnica".
Juanito habló con aparente admiración del tallo inglés. Deberá frenarlo junto con Rivas (1,90), pero, sobre todo, deberá contar con la ayuda de su centro del campo para evitar las descargas. Si Crouch consigue dejar balones para Gerrard y Luis García, el Betis tendrá más problemas que si se hace cargo él mismo del remate.
Benítez y Juanito hablan de Crouch como si se tratase de una estrella de Hollywood. Pero esta temporada no ha metido ningún gol y sólo hace un año provocó una convocatoria para la selección -fue al banquillo-. En realidad, en Crouch hay muy poco de rumboso. Nació en 1981 en Macclesfield, pueblo industrial de Cheshire designado como "el más aburrido e inculto de Inglaterra" por un estudio publicada en The Times hace dos años: el último cine cerró en 1997. Por suerte para Crouch, emigró a Londres. Debutó en el Queen's Park Rangers, donde sorprendió a los hinchas por su rigidez de piernas. Luego fichó por el Aston Villa y por último recaló en el Southampton. La temporada pasada marcó 14 goles, pero no evitó que el club descendiera.
Benítez prefiere al pálido Crouch antes que al colorido Cissé -aunque posiblemente jueguen ambos-. La apuesta sorprende porque Cissé es internacional con Francia, metió dos goles con su país hace una semana y otros dos en la final de la Supercopa de Europa, y porque además, Cissé ha pagado dos millones de libras para hacerse con el título de Lord de Frodsham. En su propiedad, eso sí, no permite la caza del zorro.
Al francés le gusta vestir de púrpura, se dibuja crestas doradas en contraste con su piel oscura, y tiende a liberar energía en potentes arrebatos de felicidad o malestar durante los partidos. Este carácter apasionado supone una amenaza para el tablero del Estratego.
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