Lotina expulsa a De la Peña
El técnico del Espanyol lo excluye de la convocatoria por bajo rendimiento
A punto de concluir el entrenamiento de ayer, antes de partir hacia Málaga, el técnico del Espanyol, Miguel Ángel Lotina, reunió a sus jugadores en un círculo. Parecía una charla general, pero acabó en bronca particular. El técnico se dirigió a Iván de la Peña, que escuchó, replicó, frunció el gesto y finalmente arrojó el peto al suelo, en una muestra evidente de enfado. Sin mayores miramientos, Lotina le invitó a abandonar el entrenamiento y le excluyó de la convocatoria para el partido de hoy.
"Iván ha hecho un muy mal entrenamiento y le pedí explicaciones", expuso el técnico. "Me dijo que no está contento por razones que no diré y le invité a que se marchase. No ha hecho un entrenamiento digno de un profesional; lo mejor es que se quede en casa y descanse, a ver si el lunes se compromote con el grupo", abundó.
El incidente, que culmina dos semanas de continua tensión en el Espanyol -tras la derrota ante el Getafe los rumores sobre el mal ambiente en el vestuario no han cesado-, recuerda a episodios protagonizados por De la Peña. Futbolista idolatrado por una gran parte de la afición desde que Johan Cruyff le hizo debutar en el Barça, el cántabro ha sido siempre una figura controvertida para sus entrenadores. Alabado por su visión panorámica del juego, por sus pases precisos y por su capacidad de asociación, a De la Peña se le reprochó siempre su escasa implicación defensiva y su tendencia a jugar de cara a la galería.
Le pasó con Cruyff , el técnico que mejor le entendió hasta que se encontró con Lotina; también con Bobby Robson, que sólo tiró de él cuando Ronaldo se lo pidió, y con Van Gaal, que acabó desesperándose con él. "Iván hace levantar al público de sus asientos una o dos veces, pero a mí me hace saltar diez del banquillo", dijo. Problemas similares vivió Lo Pelat en el Lazio y Marsella. La estrella precoz, la eterna promesa, se había convertido en un futbolista vulgar.
Hasta que el Espanyol le recuperó, con 26 años, en 2002. Juande Ramos le hizo un hueco en su equipo y el cántabro recuperó el gusto por jugar. Ni siquiera eso le evitó problemas con el Espanyol, que le renovó cuatro meses después de desestimar la misma operación. Sólo cuando Lotina asumió el mando del Espanyol, De la Peña encontró su lugar en el equipo: como media punta, por detrás de Tamudo, el cántabro recuperó el brillo y hasta Luis le convocó para la selección absoluta. "Antes no me preocupaba de la defensa y gracias a Lotina he cambiado mi forma de jugar", dijo entonces De la Peña. Ahora, la relación con Lotina no parece tan idílica: en cuanto De la Peña ha intuido su suplencia, no ha dudado en ponerse de morros con el técnico vasco. "Quiero gente comprometida y él ahora no lo está, así que lo mejor es dejar pasar unos días", dijo ayer Lotina.
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