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La Junta y el Gobierno ponen fin a ocho años de guerra por el Museo de Bellas Artes de Málaga

Las obras para remodelar el céntrico Palacio de la Aduana comenzarán a finales de 2006

Javier Martín-Arroyo

A sabiendas de que las cosas de palacio van despacio, el empuje museístico cobra fuerza en Málaga. Al fin, ocho años después de que se cerrara el Museo de Bellas Artes y Arqueológico, la Junta y el Gobierno central firmaron ayer el acuerdo para ubicarlo en el Palacio de la Aduana, que acogerá sus más de 17.000 obras entre pinacoteca, esculturas y restos arqueológicos. La Subdelegación del Gobierno se trasladará al edificio La Caleta, tras la cesión por parte de la Junta, y en compensación ésta gestionará el antiguo Convento de la Trinidad, destinado a un uso cultural aún por definir.

Las obras en el Palacio de la Aduana comenzarán a finales de 2006, tras los estudios arqueológicos y de transformación del edificio en museo. Al acuerdo acudieron ayer el presidente de la Junta, Manuel Chaves, acompañado de las ministras de Cultura, Carmen Calvo, de Fomento, Magdalena Álvarez, y la consejera de Cultura, Rosa Torres y de Economía José Antonio Griñán. "Tras muchas conversaciones frustradas, este esfuerzo supone un sueño para Málaga", definió Calvo. La ministra adelantó que el museo acogerá la exposición de El Prado itinerante tras ser inaugurado.

El Museo de Bellas Artes y Arqueológico protagonizará junto al Museo Picasso Málaga la principal oferta pictórica de la ciudad. "Al igual que el Museo Picasso marcó un antes y un después en la autoestima de la ciudad, este acuerdo marcará otro punto de inflexión", resumió el presidente Chaves, para quien la nueva colección da respuesta a una reivindicación ciudadana.

La plataforma La Aduana para Málaga recibió con alborozo el deseo anhelado durante años de disputas políticas que parecían eternas. "A pesar de que el edificio despierta muchas sensibilidades, no hemos cumplido los ocho años reivindicando por un solo mes", explicó radiante su portavoz, Mari Luz Regueros.

El museo albergará en las tres plantas del edificio neoclásico su colección al completo: 2.010 piezas entre las que destacan grabados de Picasso y pinturas de maestros del siglo XIX, además de unos 15.000 restos arqueológicos fenicios y árabes. Durante el prolongado cierre, la dirección del museo ha restaurado las colecciones, informatizado y adquirido nuevos fondos, además de crear una biblioteca especializada en arte con más de 16.000 volúmenes. "Sus 14.000 metros me parecen una ciudad, pero no sobrará espacio", aclaró su director, Rafael Puertas. La reforma prevista incluye recuperar la cubierta primitiva y así darle uso a la tercera planta del edificio.

El acuerdo contiene la cesión del edificio de La Caleta al Estado desde la Junta para ubicar la Subdelegación del Gobierno. Por su parte, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, alabó el convenio pero criticó el nuevo emplazamiento de la Subdelegación, y dijo que supondrá un "retroceso para acoger eventos importantes". De la Torre recordó su ofrecimiento para financiar en parte un edificio de nueva planta situado en la zona del Muelle Heredia. Además, destacó el esfuerzo municipal realizado para trasladar la comisaría situada en los bajos del Palacio de la Aduana.

La tercera parte del acuerdo supone la rehabilitación del Convento de la Trinidad, edificio del siglo XV declarado Monumento Nacional, y que tras una inversión de 9 millones gestionará la Junta. "El grado de deterioro es tal que de momento sólo se asegurará su conservación", dijo la consejera Torres, quien aseguró que el uso cultural del edificio se determinará tras una consulta ciudadana. El Ayuntamiento pretende que el convento acoja el Museo Arqueológico, y para su financiación el alcalde ofreció ayer 3 millones "y así lograr ponerlo en marcha cuanto antes", dijo.

José Antonio Griñán, Magdalena Álvarez, Manuel Chaves, Carmen Calvo y Rosa Torres, ayer, en Málaga.
José Antonio Griñán, Magdalena Álvarez, Manuel Chaves, Carmen Calvo y Rosa Torres, ayer, en Málaga.EFE

Un camino tortuoso

La decisión para ubicar el Museo de Bellas Artes y Arqueológico de Málaga ha supuesto una compleja polémica iniciada allá por 1997. Desde que Christine Picasso, nuera y propietaria del legado del artista malagueño eligió para aquél el Palacio de Buenavista, que hasta entonces había albergado la colección provincial. Sus fondos fueron entonces almacenados en el ático del Palacio de la Aduana, a la espera de un destino a su altura.

Mientras que una plataforma y las galerías de la ciudad abogaban por el Palacio de la Aduana, el Gobierno central del PP se decantó por el Palacio de San Agustín, ofrecido por la Junta. A las tesis de los colectivos ciudadanos se adhirió la alcaldesa Celia Villalobos, pese a que su partido había desechado tal posibilidad ante el alto coste requerido y el largo tiempo que transcurriría hasta su apertura.

El ejecutivo popular giró posteriormente sus preferencias hacia el Convento de la Trinidad. "Definitivo no hay nada en la vida y serán los ciudadanos los que al final decidan", avisó con gran intuición la portavoz de la plataforma, Mariluz Regueros.

En 2001 una gran manifestación reunió a 6.000 personas para pedir el uso de la Aduana, pero terminó con el rechazo del Gobierno central. PSOE, PA e Izquierda Unida elevaron al Congreso una proposición no de ley y se reunieron con el Ministerio de Administraciones Públicas, titular del inmueble y que desechó el uso compartido entre el museo y la Subdelegación.

Tras años de promesas políticas y cambios de sentido, el traslado de la comisaría hizo que su uso museístico cobrara fuerza. Finalmente, hace un año la ministra Carmen Calvo informó del acuerdo con la Junta y Administraciones Públicas para ceder la Aduana y desempolvar las obras.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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