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Villalba dedica el fin de semana al alborozo de la música celta

Kepa Junkera, Berrogüetto, Kíla y Wolfstone integran el cartel

El corazón de la sierra oeste madrileña se impregna este fin de semana con los sonidos más dinámicos y vitalistas del Viejo Continente. Collado Villalba ha puesto en marcha la cuarta edición de su festival internacional, que entre hoy y mañana despliega el cartel acaso más apetitoso de su breve historia. Algunas de las principales figuras de casa, como el bilbaíno Kepa Junkera y los gallegos Berrogüetto, coinciden en el escenario con Wolfstone y Kíla, dos de los representantes más en auge de las músicas escocesa e irlandesa.

La cita es en el polideportivo municipal, con las entradas a 15 euros por noche. La distribución de fuerzas ha quedado de la siguiente manera: Kíla y Kepa Junkera, esta noche; Wolfstone y Berrogüetto, para mañana, un cartel al que se ha incorporado la violinista Judith Mateo.

Kepa Junkera es un favorito entre los aficionados de todo el país, un veterano de 40 años que suma más de dos décadas en la primera fila del folclore peninsular desde que debutara al abrigo de sus paisanos Oskorri. Nadie como él ha contribuido a popularizar la trikitixa, el acordeón diatónico vasco que llegó desde tierras suizas.

Hace un par de temporadas consiguió el Grammy Latino al mejor trabajo de folk por su doble disco en directo K, en el que repasa su trayectoria. Este año se ha llevado a casa el Premio de la Música por un álbum en el que rinde tributo a otra de sus pasiones: el Athletic de Bilbao.

A Junkera le cabe el honor de compartir escenario con Kíla, quizá la banda más en forma de la Irlanda celta, como se demuestra en Luna Park (2003) y el incendiario directo Live in Dublin (2004). El grupo de los hermanos Hogan y los Ó Snodaigh combinan teatralidad escénica, gusto por las percusiones poderosas y temas que se prolongan hasta generar una cierta sensación de trance.

El sábado el público madrileño se reencontrará con Berrogüetto, un septeto afincado entre Compostela y Vigo que llevaba tiempo sin merodear por la meseta. Aún se traen entre manos el repertorio de Hepta, su tercer trabajo en estudio, que los consolida como la formación más original y sofisticada que ha dado el boom folclórico gallego de la última década.

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A su lado, los planteamientos de Wolfstone resultan más evidentes. El violinista Duncan Chisholm y el vocalista y guitarrista Stuart Eaglesham establecieron el maridaje entre el folk escocés y el rock sin tapujos, en una línea no muy alejada de otras formaciones como Runrig o The Oyster Band. Tras el fiero directo de Not enough shouting (2000), Almost an island sigue siendo su último lanzamiento.

Collado Villalba cierra así, con los dinámicos ritmos de la herencia celta, un verano musical que abrió con las síncopas de su festival jazzístico, el Vía Jazz.

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