Los clubes europeos más potentes ponen en jaque a la FIFA ante los tribunales
El G-14 apoya la demanda del Charleroi, que exige compensación por prestar internacionales
El Charleroi, un club de la Primera División belga, ha puesto a la FIFA contra las cuerdas al presentar una querella ante el Tribunal de Comercio local para exigir que el organismo rector del fútbol corra con los gastos y las consecuencias de recibir jugadores en préstamo para los partidos de las selecciones. El desafío de este pequeño club adquirió trascendencia al sumarse a su intervención el G-14, el grupo de los clubes más poderosos de Europa, que busca clarificar en los tribunales si la FIFA abusa de su posición de monopolio y viola el tratado de la Unión Europea.
El G-14 considera que la posición de la FIFA es abusiva, puesto que utiliza dos barajas: una, para regular el fútbol, y otra, estrictamente económica, que le permite generar ingresos de 2.500 millones de euros sólo por la Copa del Mundo. Y lo hace utilizando jugadores que sólo tienen vínculos contractuales con sus clubes.
En nombre del G-14 se personó Jean-Louis Dupont, el abogado del caso Bosman, que creó un antes y un después en los derechos laborales de los jugadores. El asunto actual tiene todo el aire de un desafío con consecuencias formidables para el futuro del fútbol.
Como ocurrió con Jean Marc Bosman en el combate que acabó con las barreras proteccionistas en el fútbol, el detonante de la crisis ha sido un futbolista poco conocido, Abdelmajid Oulmers, carrilero zurdo y ocasional goleador del Charleroi.
Oulmers, marroquí, fue convocado por primera vez por la selección de su país para disputar un partido el pasado noviembre contra Burkina Faso. El Charleroi aceptó a regañadientes el préstamo del jugador a la selección marroquí obligado por el reglamento de la FIFA. En el transcurso del encuentro, Oulmers, de 26 años, se lesionó gravemente en el ligamento del tobillo izquierdo y no volvió a pisar un terreno de juego hasta el pasado julio.
El club reclamó infructuosamente a la FIFA un reembolso de los gastos -salario y seguro, entre otros- en los que incurrió, a lo que el organismo que preside el suizo Joseph Blatter replicó con una batería de artículos recordando que los clubes están obligados a ceder graciosamente sus jugadores a las selecciones y no tienen derecho a reclamar compensación financiera de ningún tipo.
Insatisfecho con la respuesta, el club -tiene como mayores hitos de su centenaria historia el subcampeonato de Liga en 1969, el subcampeonato de Copa en 1978 y un fugaz paso por la Copa de la UEFA en 1994- presentó una demanda antes del verano ante el tribunal de Comercio de Charleroi.
La primera vista se celebró ayer, pero con una sorpresa añadida: el G-14 se presentó para apoyar la querella, lo que significa una guerra abierta entre el gran poder federativo del fútbol mundial y el grupo de clubes más importantes del mundo.
El G-14 ya recurrió hace año y medio a los tribunales suizos contra la normativa de la FIFA y ahora ha encontrado en el Charleroi una ocasión de oro para buscar el amparo de la legislación comunitaria, la misma que hace diez años hizo entrar en la historia del fútbol a Bosman al fijar las condiciones para los traspasos de los jugadores.
"Lo que queremos es dejar claro de una vez si estos reglamentos son legales", ha dicho Thomas Kurth, secretario general del G-14: Real Madrid, Milan, Manchester United..., una élite en la que nunca estará el Charleroi. "Por eso era importante ser parte de la causa".
Para el G-14, está claro que la FIFA abusa de su posición dominante al obligarles a ceder a sus jugadores sin compensación económica alguna mientras aumenta sin cesar el número de partidos internacionales a librar cada temporada.
Lo que pretenden Kurth y Dupont es que el caso pase del pequeño tribunal de Charleroi al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en Luxemburgo. Debería ser crucial para ello la vista programada para el próximo día 19, cuando la FIFA se defienda de las reclamaciones del equipo local esgrimiendo la reglamentación en que se ampara para no aceptarlas. El juez podría declararse no competente y elevar una pregunta prejudicial al Tribunal de Luxemburgo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.